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COMENTARIO DE LA PALABRA EN LA SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

9 junio, 2020

 En esta fiesta solemne del Cuerpo y Sangre de Jesús, Corpus Christi, queremos afirmar nuestra fe en Él, en su palabra y en su camino.

“El pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”

Con estas palabras podemos percibir que Jesús tiene un lenguaje eucarístico. La pascua está cerca, la última cena del Señor va a ser una comida de pascua que incluye el sacrificio y consumo del cordero pascual. De hecho, Jesús dona a sus discípulos su Cuerpo y Sangre en la última Cena.

La carne y sangre de Jesús son la verdadera comida y bebida, que nos sustentan en lo más profundo de nuestro ser, contrastado con el maná, que solo alimentó el cuerpo.

Jesús promete la vida eterna, es decir, la vida espiritual que podemos empezar a disfrutar desde ahora en vez de una continuación infinita de la vida física. Con la promesa de la vida eterna se refiere a la resurrección.

Qué significa comulgar o sea recibir el cuerpo y sangre de Jesús?

Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica “todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con él y forman un solo cuerpo en él (cf 1 Co 10,16-17)”. Gracias a la eucaristía se da una compenetración recíproca entre Jesús y el creyente.

 Reconocer la gracia de comulgar es reconocer el compromiso de convertirse en cuerpo de Cristo. Al unirnos a Cristo, tenemos que dejar nuestros egoísmos, vacilaciones, tibiezas, indiferencias y abrirnos a la comunión con todos aquellos que son una cosa con Él. Tenemos que hacer morir todo lo que se opone al Evangelio y al amor de Jesús. Su proyecto de vida lo expresó en la sinagoga al leer la cita de Isaías: ““El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos”..Lc. 4,18. La Eucaristía entraña este compromiso en favor de los pobres.

 El Convite eucarístico renueva, fortalece y profundiza la unión con nuestra comunidad cristiana, es decir, con la Iglesia a la que pertenecemos todos los creyentes.

Queridos hermanos y hermanas por la Eucaristía, el Cuerpo y Sangre de Jesús experimentamos la presencia de Dios, nuestro alimento y fortaleza de nuestra vida espiritual, el amor incondicional a Él, el deseo de ser mejores, de profundizar en nuestra oración, de dialogar directamente con Él, de reflexionar su Palabra y de humanizarnos cada día más, lo que es:“pasar de la carne de Cristo a la carne de los hermanos, en los que él  espera ser reconocido por nosotros, servido, honrado y amado. (Catecismo 1397).

Hna. Fresia Martínez.

                                            Comunidad de Apoquindo. Chile.