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COMENTARIO AL XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A 2023

29 agosto, 2023

Jr 20, 7-9
Sl 62, 2.3-4.5-6.8-9
Rm 12,1-2
Mt 16,21-27

En el libro de Jeremías, “un sí pero no,… sí”: Jeremías se sabe seducido por Dios y a la vez se incomoda. Sin embargo, la fuerza de Dios, el amor, todo lo puede.  Jeremías, acepta su realidad, a pesar de las burlas, de las dificultades personales: “Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente… Yo intentaba sofocarlo, y no podía” (Jr 20, 9) La presencia y acción de Dios en la vida del ser humano depende del vacío, de intereses, seguridades, miedos, que dominan y esclavizan. 

2ª Lectura: Romanos (12,1-2):El discernimiento cristiano. Pide, primeramente, que dediquemos nuestra vida a Dios como ofrenda y sacrificio: ese debe ser el verdadero culto. Pide discernimiento en medio de este mundo. El cristiano debe vivir en este mundo y debe amarlo, porque es obra de Dios; pero debe tener la capacidad de discernimiento, que es algo interior, para no acomodarse a este mundo en lo que podamos encontrar de perverso e inhumano. 

La llamada. “Quien quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue son su cruz y me siga”. (Mt 16,24) Negarse uno mismo, no es renunciar a lo que somos, La identidad de cada ser humano es importante, somos obra de Dios irrepetible, cada uno es una “palabra” de Dios, participantes, pertenecientes, creadores, definidores de la obra de Dios. No es la cruz de Jesús la que hay que llevar, sino nuestra propia cruz. Jesús está decidido a llevar la “cruz” del Reino de Dios como causa liberadora para el mundo. Pedro, y todos nosotros, estamos invitados a asumir “nuestra cruz” en este proceso de identificación con la vida y la causa de Jesús. 

Hna. Mercedes Rax Cucul