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COMENTARIO AL EVANGELIO DOMINGO XX TIEMPO ORDINARIO CICLO C

9 agosto, 2022

Evangelio de Jesucristo según San Lucas 12, 49-53.

Mis hermanos y hermanas, ¡Jesús no aboga por la guerra ni mucho menos! Él es amor y este bautismo de fuego del que habla aquí es su Pasión, su sacrificio de amor en la cruz por la salvación de las almas. Pero precisamente el amor no deja indiferente, o lo aceptamos o lo rechazamos. Y Dios nos deja esta plena libertad para aceptarlo o rechazarlo. Esta libertad no plantearía mayor problema en las relaciones humanas, si el hombre fuera lo bastante sabio para respetar también la libertad de los demás, y en particular de los que le son cercanos; pero por lo general esta sabiduría falta y el hombre bajo el pretexto del respeto, de la religión, del derecho, de la tradición, va a la guerra y comienza a torturar a las mismas personas que debería amar.

Jesús no se hace ilusiones sobre esta debilidad humana, y si lo dice es para advertir a sus discípulos que también ellos deben estar preparados para ser objeto de la incomprensión de los demás, de su misma persecución… ¡Porque la fraternidad universal no existe! Y mientras el hombre lleve dentro de sí la debilidad del pecado original, ¡así será!

Ser cristiano no es tener una vida libre de sufrimiento, es tener una vida donde se ame a Dios ya los demás más que a uno mismo. Ser cristiano es vivir el desafío del amor en el corazón de nuestro mundo. Este es un texto un poco confuso. Jesús se pasa la vida curando, amando, perdonando, haciendo el bien, y aquí dice que no ha venido a traer la paz, sino la división, la división dentro de la propia familia … Y luego habla de un bautismo que debe recibir… Pero, ¿qué bautismo es? Porque no hay otro que el de Juan Bautista y este bautismo, ¡él ya lo ha recibido! Entonces, ¿de qué está hablando? Y luego, también, habla de traer fuego a la tierra; el fuego es el símbolo de lo que se quema, el fuego es el que purifica…. ¿Pero de qué fuego está hablando? 

Para los apóstoles no es fácil de entender… y no lo entenderán… no enseguida, tendrán que esperar a Pentecostés para entenderlo todo. Así que volvamos a las palabras de Jesús, he venido a traer fuego a la tierra. Es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo que es verdad y que llama a la santidad. En este sentido, el Espíritu Santo es el fuego que devora todo corazón, porque nos revela nuestro pecado y al mismo tiempo nos revela la palabra de Dios, el amor de Dios.

El Espíritu Santo que, en el día de Pentecostés, se manifestará sobre los apóstoles como lenguas de fuego. Será un fuego que encenderá el mundo por el testimonio de los apóstoles, recuerda la historia de Pentecostés, los apóstoles salen de la casa y comienzan a hablar a la multitud, olvidando su miedo de ser arrestados también, sin haber preparado nada de lo que tenían que decir. Presos del Espíritu Santo salen y hablan…. ¡Y allí todos los entienden y mucha gente se convierte!

Debo recibir un bautismo. ¿De qué bautismo está hablando Jesús? Después de todo, ya recibió el bautismo de Juan. Y hasta ahora no hay otro bautismo. Entonces, ¿de qué está hablando Jesús? Jesús habla de su muerte y resurrección. Es el bautismo de amor, el bautismo de sangre, de su sangre derramada para que toda la humanidad pueda recibir la vida eterna en su nombre. ¡Y Jesús incluso nos dice que está ansioso por que se haga! Él desea este bautismo, este sacrificio donde dará todo para salvarnos.

María es la que creyó en este bautismo de Jesús, al pie mismo de la cruz participó de él. María es la que recibió el Espíritu Santo, el día de Pentecostés estaba con los apóstoles. María es la que vivió hasta el final su fe en la Buena Nueva de la salvación…. Demandons lui humblement d’intercéder pour nous afin que nous ne perdions jamais la grâce de notre baptême, et que laissant L’Esprit Saint agir en nous comme il le veut, nous puissions ainsi devenir de véritables témoins de Jésus qui a donné sa vie pour cada uno de nosotros. Amén.

Hermana Vestine Manishimwe 

Comunidad de Ruli