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COMENTARIO AL EVANGELIO DOMINGO XIX TIEMPO ORDINARIO CICLO C

3 agosto, 2022

San Lucas 12, 32-48

1.«No temas, pequeño rebaño». Es la gran preocupación de Jesús. En el desaliento. No han de perder nunca la confianza y la paz. Jesús es nuestro Pastor. Y, como dice el Papa Francisco, “va delante, en medio y detrás del rebaño”. Delante para señalarnos el camino; en medio para acompañarnos, y detrás para acoger a las ovejas más débiles y más necesitadas. Jesús mira con ternura inmensa a su pequeño grupo de seguidores. Son pocos, vocación de minoría. No han de pensar en grandezas. Así los imagina Jesús siempre: como un poco de «levadura» oculto en la masa, una pequeña «luz» en medio de la oscuridad, un puñado de «sal» para poner sabor a la vida. Como lo fue la de Santo Domingo de Guzmán, Nuestro Padre y fundador, del que celebramos con gozo el 800 aniversario de su entrada en el cielo, después de cumplir fielmente la misión que Jesús le encomendó de llevar la luz de la fe, la luz del Evangelio a todos los rincones del mundo conocido en su tiempo y a través de estos ocho siglos por medio de sus hijos e hijas. Que él, que nos prometió sernos más útil desde el cielo, siga cumpliendo su palabra y haga de los dominicos y dominicas y de todos los hombres auténticos “campeones de la fe”. Santo Domingo supo salir de su área de confort y bienestar para dirigirse hacia aquellos que, en su error, pero de forma sincera, buscan al Dios vivo y verdadero. Se dio perfecta cuenta de que, si la predicación del Evangelio no va acompañada de una vida coherente, no sirve para nada, como la sal insípida. Esa coherencia la relacionó con la práctica de la pobreza voluntaria, con la construcción de relaciones de fraternidad y con una vibrante predicación en las fronteras de la fe. Sin duda que se hubiera identificado con el llamado del Papa a una “Iglesia en salida”. 

2.- Donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. El reinado de Dios es el gran regalo que el Padre nos ha traído a través de Jesús. Lo que en esta vida lo tenemos por valor, es superado por un valor superior. “Es mejor dar que recibir”; “es mejor compartir que acumular”, “es mejor servir que dominar”. Y esto, ¿para qué? ¿Para amargar nuestra existencia?. Al contrario, para darnos alegría y libertad interior, para poder realizarnos plenamente como personas.  

Santo Domingo dejó su cómoda y asegurada vida en una iglesia-catedral (Burgo de Osma) y se lanzó por los caminos del sur de Francia a llevar el Evangelio a pie, muchas veces literalmente descalzo, donde experimentó la Providencia de Dios y la caridad de las gentes. Con su palabra y con su vida mendicante predicó de manera sencilla y eficaz la salvación de Dios, llevando a todos la alegría del Evangelio y el consuelo de la Palabra de Dios. 

3.- Vigilar. El Señor nos propone la bella tarea de vigilar. Vigilar y así estar preparados para cuando el Señor venga. La espera debe ser alegre, fiel, ilusionada. Nos preguntamos: ¿De dónde viene el Señor? ¿Acaso viene de enterrar a un muerto? ¡No! Viene de celebrar unas bodas. El Señor espera que estemos bien despiertos para poder contarnos su bonita experiencia. Quiere que, de alguna manera, participemos de la fiesta de su amo. Lo increíble es que este maravilloso señor, al llegar, debe estar cansado, con ganas ya de irse a dormir. Pero ha visto la espera fiel y gozosa de sus criados y “se pone a servirles”. A esta espera “en el amor” Jesús responde con una inusitada generosidad. Mientras les sirve, les cuenta su experiencia, lo bien que se lo ha pasado. Y aquellos buenos criados, disfrutan de la alegría y la fiesta de su Señor. Un servicio sin amor crea esclavos; un servicio con amor crea hombres libres.

  • ¿Tengo con Jesús un trato cordial, cercano, propio de buenos amigos? 

Santo Domingo fue un hombre compasivo y cercano a la vida de los demás y como Jesús, según sus fuerzas, pasó por este mundo haciendo el bien. Es la gran herencia que dejó a los dominicos, a la familia dominicana y a la Iglesia universal. 

Que él interceda a Dios por todos nosotros. Que la Virgen del Rosario nos proteja de todo mal.

Desde Chiltiupán un abrazo grande.

Hna. Mercedes Rax

Provincia «San Martín de Porres»