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COMENTARIO AL EVANGELIO DOMINGO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR 2020

24 mayo, 2020

Mc 16,15-20

“Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

Celebramos la solemnidad de la Ascensión del Señor al cielo, a los cuarenta días de su resurrección. San Juan Pablo II al meditar sobre esta solemnidad decía que: “la contemplación cristiana no nos aleja del compromiso histórico. El cielo al que Jesús ascendió no es lejanía, sino ocultamiento y custodia de una presencia que no nos abandona jamás, hasta que él vuelva en la gloria”.

En el evangelio de Mc 16,15-20 se aprecia cómo Jesús se acerca a sus discípulos; les ha acompañado, ha estado cerca de sus temores y esperanzas, les ha hecho sentir que cuenta con ellos y que quiere enviarlos a llevar su mensaje al mundo entero, a pesar de todo, ellos todavía se sienten con dudas e incertidumbre.  La misión de Jesús de anunciar el Reino se prolonga en sus discípulos, volver a Galilea para ellos significa recrear ese llamado que recibieron de Jesús y emprender nuevamente el camino, un camino que no será fácil, pero Jesús los consuela y les fortalece, anunciándoles que Él estará con ellos todos los días hasta el fin de la historia, esta experiencia les llenará de esperanza saber que el maestro seguirá con ellos en la misión que realicen.

Ascensión. Iglesia de San Pedro y San Pablo en Mauren (Liechtenstein)

Se nos hace una clara invitación a reflexionar sobre nuestro compromiso cristiano de llevar el mensaje de Jesús, de salir de nuestras comodidades e inseguridades y atrevernos a ser anunciadores de esperanza en medio de este mundo que está sufriendo las consecuencias de la ambición de unos pocos. Solo cuando somos capaces de dejarnos guiar por la gracia del Espíritu podemos darnos cuenta de la grandeza que significa ser discípulos de Jesús. «Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre ustedes y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y “hasta el confín de la tierra”». El discípulo de Jesús está dispuesto a ir más allá, es capaz de dejar su propio ego y entregarse por completo al servicio del Reino.

Así mismo lo expresa el Papa Francisco: “Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie” (Evangelii Gaudium, 23).

Quizás en estos días hayamos caído en desesperanza debido a la situación de pandemia que invade el mundo, sentimos miedo, angustia de no saber qué pasara, es precisamente ahí que debemos descubrir a ese Jesús cercano que viene a fortalecernos, que renueva nuestra alegría y nos envía a llevar el mensaje del amor de Dios y su misericordia. Solo cuando se tiene una experiencia de encuentro con el resucitado somos capaces de dejar de lado nuestros sentimientos y ver que también nuestros hermanos están pasando por situaciones más difíciles.

Preguntémonos

  • ¿Me siento discípula del maestro?
  • ¿Me siento enviada por Dios para anunciar su mensaje en medio del dolor que está pasando este mundo?
  • ¿Renuevo cada día mi compromiso de ser portadora de esperanza, de alegría y de paz?

 

Hna. Ángela del Rosario Ruiz Flores  · Provincia San Martín