COMENTARIO AL EVANGELIO DEL XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
¨ESFORZAOS EN ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA¨ (Lucas 13, 22-30)
La Palabra de Dios de la liturgia de este domingo, nos hace una invitación a entrar en el proyecto salvador que Jesús nos ofrece y que vemos hecho realidad en su persona y mensaje.
La palabra ¨esforzaos¨ con la que Jesús da respuesta a la pregunta que se le hace, (Lucas 24) está cargada de contenido; la salvación, Jesús nos la ofrece a todos, más es responsabilidad de cada uno de nosotros hacerla realidad en el hoy que nos toca vivir, siendo discípulos y misioneros: seguidores de Jesús y transmisores de la Buena noticia, en la que creemos, como la única posibilidad de conducir a la persona a su plena realización como ser humano.
La palabra esforzaos encierra dinamismo, movimiento y la podemos visualizar como una «fidelidad creativa» día a día en la práctica del Buen obrar. Este esforzaos nos lleva a hacer vida el proyecto de Jesús, plasmado en las Bienaventuranzas y que el papa Francisco nos lo presenta como el camino a la santidad en la Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, un estilo de vida que en la entrega nos hace sentir el gozo y la paz verdaderas, incluso cuando en el camino experimentamos las correcciones 
que Dios nos hace (Hb. 12, 5-6) y que nos van adentrando en un proceso de conversión personal y pastoral.
La Palabra nos llama también a hacer partícipes de la gracia recibida a tantos hermanos y hermanas que están sumergidos en las densas tinieblas que envuelven nuestro mundo, la corrupción, el hedonismo, la migración, el consumismo, la pobreza extrema, aportando compasión, ternura, acogida, tolerancia y sobre todo esperanza; (Is. 66, 18-21). Quizás tengamos que volver a escuchar la invitación de Jesús al joven «Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres» (Mateo 19, 21). Nos urge desbordar el amor de Dios que se ha derramado en nuestros corazones en obras de justicia y misericordia, pues eso será lo único que garantizará nuestro paso por la “puerta estrecha” y hará posible la salvación (Mt. 25, 21-39) de toda la humanidad.
Hna. María Dolores García
