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COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

15 noviembre, 2022

 

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Lc 23,35-43

En este domingo que cerramos el año litúrgico «C», el Evangelio de san Lucas que la Iglesia, nuestra madre, nos da para meditar, pone ante nuestros ojos la imagen de Cristo en cruz. Y la inscripción adherida a la madera del crucifijo que designa a Jesús de Nazaret como Rey de los judíos. Pero este rey no es un rey como tantos que hemos conocido o conoceremos en este mundo, su reinado es un reinado excepcional. Porque Jesús fue un Rey humilde y servidor.

Jesús en la cruz fue objeto de burla por parte de la mayoría de los judíos, comenzando por los líderes, que autorizaron su ejecución, hasta sus verdugos e incluso el que colgó de la cruz como él. Le exigieron un milagro para salvarse a sí mismo de la cruz, como solía hacer con los demás.

La cruz es el instrumento de la humillación, porque el hijo de Dios se ha puesto en el rango de los pecadores, que somos nosotros, al aceptar ser maltratado por los impíos. Jesús, aceptando todo este sufrimiento, tenía un objetivo: salvar a todos los pecadores, reconciliándolos con Dios, su padre.

Para Jesús la cruz fue un camino de sufrimiento, pero que lo llevó a la victoria sobre la muerte, se convirtió en Rey de la humanidad en el mismo momento en que da su vida por ella. Este Rey no tiene otra ambición que el servicio.

Cristo nos llama a seguirlo acogiendo nuestras cruces cotidianas, nos enseña a ser humildes en nuestra vida y saber contemplar la alegría infinita que nos espera en el cielo, porque la cruz es camino de fe y de esperanza para cada cristiano.

Oremos: Jesús, tú que sufriste los ultrajes, la humillación y el dolor de la crucifixión por el gran amor con que nos amaste, danos confiar en ti siempre y en todas las circunstancias y saber unirnos a ti en los tiempos de dolor y desolación. Amén.

Hna. Astérie – Cdad Kpakpamé