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COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 8 DE DICIEMBRE DE 2020 SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

6 diciembre, 2020

Gn 3, 9-15.20
Sal 97
Ef 1, 3-6. 11-12
Lc 1, 26-38

Cada 8 de diciembre, la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción, para destacar la gloria de Dios en el triunfo de su elegida María.
Después del episodio de la visita de Zacarías por el Ángel Gabriel en Lc 1, 11-20, el mensajero de la buena noticia (Gabriel) visita hoy a una Virgen. Es raro, en el Antiguo Testamento, que Dios se revele a las mujeres. El autor sagrado nos hace volver la mirada al itinerario vocacional de esta joven mujer llamada María, a quien Dios le concede el honor de una gracia desbordante. ¿Cuál es la finalidad de esta gracia? Dar al mundo «un Salvador» (Lc 2, 11). He aquí dibujado claramente el objeto de atención que Dios ofrece a María.
De hecho, para captar lo esencial del mensaje entregado por el Ángel a la Virgen de Nazaret, deberíamos, ni que fuera por un momento, leer y comprender el Evangelio proclamado en paralelo con la promesa hecha por el Espíritu Santo al profeta Simeón, como se especifica en Lc 2, 26. En efecto, Simeón el justo había recibido la promesa «de que no vería la muerte antes de haber visto (…) al Mesías».
Queridos seguidores de Cristo, si es cierto que Dios nos creó sin nosotros, es tanto más cierto que no nos salvará sin nosotros. Para salvar al hombre, el Señor necesita al hombre. Esto se confirma a través de la buena voluntad de Emmanuel que toma la iniciativa de nacer de María que dijo sí a su Creador. A través de su “fiat”, Dios ha hecho su hogar en nuestro mundo, en nuestros corazones. Él instala su tienda entre nosotros y se convierte en uno de nosotros.

Por la entrada del ángel en la casa de María, es Dios quien irrumpe en nuestras vidas. Como María, es Él quien da sentido real a nuestra historia. Mi hermano, mi hermana, como María, déjate sorprender por Dios. Solo él puede darle sentido a tu historia. Haz espacio para este Dios impredecible que quiere tocarte, que quiere transformar tu vida y llevarla a la perfección. Recuerda siempre que Dios te ama. Porque te ama, tiene un regalo para ti. Como la Virgen de Nazaret, quiere darte lo que más ama: Jesús su Hijo, que quiere empezar una nueva historia contigo. Es una nueva era, el tiempo de gracia que se te ha dado. ¡Agárralo! Abandona el camino de la desobediencia del que nos habla la primera lectura. Entonces Dios hará grandes cosas por ti.

Amados de Dios, María está turbada y se pregunta por el significado del saludo del ángel. El miedo forma parte de todos los anuncios. Es un lenguaje bíblico que significa: ¡Atención, aquí hay misterio! Estas palabras tienen un significado oculto que hay que descubrir: ¡Dios está ahí, es serio! Si Zacarías pidió recibir una señal, el ángel le da a la Virgen una señal de confirmación, la del embarazo de Isabel en su vejez. Por tanto, las señales nos ayudan a fortalecer nuestra fe en este Dios Todopoderoso para quien nada es imposible.

Hermanos míos, hermanas mías, nuestro Dios es un Dios fuerte. Su Palabra es eficaz. Su eficacia se demuestra en su capacidad para mover corazones para que se cumpla su voluntad. La Palabra nunca regresa sin haber cumplido su propósito (Is 55,11). No tengamos miedo de imitar a María, la humilde sierva del Señor. Porque en ella se cumple la promesa de Dios anunciada por los profetas. Con el salmista, cantemos el canto de acción de gracias al Señor por las maravillas que ha realizado en la vida de María, mucho más por las que sigue realizando para su Iglesia.
En la oración de esta Virgen que permanece inmaculada y hermosa, pidamos la gracia de la docilidad a Dios, para que haga de nosotros instrumentos, servidores imparables en su servicio. ¡Amén!

Hna. Nelly Constance TCHOUGNIA
(Vicariato «Saint François COLL»)