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Juan 16,20-23a

El evangelio de este viernes VI de Pascua, día en el que, como Familia Anunciata celebramos la Fiesta de nuestro fundador san Francisco Coll nos invita a “recordar” (volver a pasar por el corazón) rasgos de su persona que han de impregnar y dar sentido a nuestra vida como consagradas.

Quiero detenerme en dos: La alegría y la confianza, expresados en los siguientes versículos:

“… Vuestra alegría, nadie os la podrá quitar…”
“… Lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre…»

Alegría y confianza que pueden, en algún momento de nuestro caminar, estar “adormecidas, apagadas”, pero como las brasas de un fuego, volver a prenderse… Resurgir… ¡Tener vida!

La vida del P. Coll, como la nuestra, estuvo hecha de momentos de alegrías y tristezas, de luz y oscuridad, de experiencias de confianza y también de soledad.

Francisco Coll fue un hombre que vivió la alegría profunda de saberse amado por Dios y que supo confiar en el Padre, que todo lo puede.

¡Qué fácil se escribe y que difícil hacerlo vida cotidianamente…!

Cuando el corazón se nos hace pequeño frente a tantas realidades dolorosas e injustas que vemos en nuestro mundo…

– Países en guerras
– Familias separadas
– Jóvenes que no encuentran sentido a sus vidas
– Hombres y mujeres en busca de un trabajo digno
– Mayores abandonados
– Niños en situación de calle
– y podríamos seguir la lista…

Señor Jesús, queremos pedirte que, a ejemplo del P. Coll, sepamos ser en nuestro mundo TESTIGOS alegres y CONFIADOS.

Que no perdamos la alegría, esa alegría verdadera que nace de sabernos amadas en nuestra fragilidad, y que como el niño pequeño que confía plenamente en sus padres, nos sintamos en tus manos, con la certeza de que estás a nuestro lado y que nunca nos abandonas.

San Francisco Coll, intercede por tu obra, ruega por cada una de tus hijas.

Hna. Andrea Ma. Iturbe

Fuente de la imagen: P. Coll Basílica Ntra. Sra. de Luján Buenos Aires (Argentina)