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CELEBRACIÓN DEL BICENTENARIO DEL NACIMIENTO DE SAN FRANCISCO COLL

24 mayo, 2012

18 DE MAYO, VIC

Antes de las seis de la tarde, hora prevista para la acogida, en la Casa Madre comenzó a vivirse un clima festivo; por momentos el ambiente subía de tono en alegría, fraternidad. Aparecían hermanas por todos los pasillos, venidas de lejos y de cerca y las expresiones de gozo y satisfacción por estar en Vic, por el encuentro con las hermanas, por celebrar la fiesta del nacimiento del Padre Coll, resonaban en el alma e iban ensanchando nuestros corazones.

Nos reunimos alrededor de 200 Hermanas de comunidades de España, Francia, Italia y Suiza.

El encuentro inicial, según estaba establecido en el programa, tuvo lugar en el Salón de Actos. A la entrada nos ofrecieron el programa y nos estamparon el sello del Bicentenario en la mano.

La Priora general, H. Mª Natividad Martínez de Castro, dio el Saludo de bienvenida dirigiéndose a todas las Hermanas de la Congregación. Inició así:

Mis queridas hermanas de las comunidades de África, América, Asia y Europa:

Hoy, conmemoración del Bicentenario del nacimiento de nuestro Fundador, San Francisco Coll y, mañana, de su nacimiento a la comunidad cristiana, toda la Congregación está presente en Vic y Gombrèn para celebrar su cumpleaños. Sólo algunas hermanas podemos hacerlo físicamente, pero estoy segura que todas estamos unidas espiritualmente para rendirle un homenaje de alabanza, gratitud y compromiso de revitalizar nuestra vida para «que no se apague su luz», que no es otra que el reflejo de la LUZ, que es Cristo.

Nos recordó que para mantener encendida la luz tenemos que acercarnos asiduamente a la vida, a la obra del Padre Coll y conocer, valorar, profundizar, vivir y transmitir el carisma que nos ha legado. Y terminó su saludo diciendo:

Que esta celebración del Año Bicentenario fortalezca en nosotras el afán evangelizador y propósito de caminar decididamente hacia la santidad que caracterizó a nuestro querido P. Coll. Que él, desde el Padre, pueda contemplarnos como esas brillantes estrellas que recorren los suelos de las ciudades grandes y pequeñas, iluminando los más recónditos rincones de este mundo con la luz de la vida entregada, la luz del Evangelio.

A continuación el Padre Vito T. Gómez, dominico, conocedor por excelencia del Padre Coll, hizo un recorrido histórico a partir de lo que supuso para la Congregación la celebración del primer centenario del nacimiento, así como los retos y desafíos que nos plantea la celebración de este bicentenario. Finalizaba su conferencia así:

Infatigables fueron Domingo y Francisco Coll en el anuncio de la Palabra, e infatigables hemos de ser nosotros, con la misma pasión por la predicación que destacaba Benedicto XVI en el Padre Coll al canonizarlo. ¡Qué hermosos son los pies de los que se dirigen día tras día a las escuelas y a otros campos de apostolado para anunciar la buena noticia de que la vida tiene sentido, siempre injertada en el amor de Cristo, la vid verdadera!

Este año Bicentenario y casi Octavo Centenario del nacimiento de la Orden entera pide el nacimiento de algo nuevo, nuevas sintonías con Domingo y Francisco Coll, nuevas ilusiones, nuevas esperanzas, nuevas docilidades, nuevos planteamientos, nuevos cauces, nuevo amor, nueva confianza, nueva comunidad de vida, nueva plegaria, nueva adoración, nuevo estudio, nueva predicación, nuevos signos del buen trabajo que el Padre Dios realiza entre nosotros y por medio de nosotros.

La H. Loli Abad nos deleitó con una proyección audiovisual: «Que no se apague su luz». Imágenes significativas en la vida del Padre Coll, frases y pequeños textos que iluminan la vida y misión de Francisco Coll, misionero y fundador. Proyección rica en contenido, en imagen y música bien combinada con los fundidos de pequeños cortos de video.

Llegó el momento de la cena de fraternidad: cada Provincia y el Consejo general aportaron lo previamente acordado. Componía el menú: empanada asturiana, bollos preñaos, casadielles, queso y patatas manchegas, tortilla de patata y pan con tomate, embutido surtido. Fue emocionante la presentación de la tarta, cantando todas el cumpleaños feliz.

Y finalmente, para cerrar la tarde estupenda que estábamos viviendo hicimos el «Camino de luz»: un recorrido por los distintos momentos de la vida del Padre Coll que fueron luz para él y que lo son para nosotras como Congregación.

Diez momentos ambientados con unas sencillas decoraciones en distintos lugares del jardín de la Casa: una barretina, toquilla y agujas de punto; sotana y estola; hábito de fraile; espejo; rosario; megáfono… fueron los elementos que daban sentido a la reflexión. Fuimos recorriéndolos detrás de una antorcha encendida que iba iluminando cada momento, cada situación. Con un silencio conmovedor, en actitud reflexiva y orante, escuchamos un texto con el contenido propio de cada momento de luz y un interrogante para nuestra vida hoy.

Finalizó este Camino de luz en la Iglesia, ante el altar donde se veneran los restos de San Francisco Coll y ante la imagen del Fundador. Veinte cintas de veinte colores salían de su mano hasta enlazarse en cada una de las velas significando los 20 países en los que la Anunciata está presente.

Final muy emotivo: Aquí están los restos del Padre Coll, se nos decía, pero su luz y su mensaje está presente y vivo en La Anunciata, en los cuatro continentes, en cada comunidad y en cada hermana. Terminamos gritando al unísono: QUE NO SE APAGUE SU LUZ. Aplausos emocionados y el canto Santo Fundador cerraron esta tarde preciosa vivida en la Casa Madre, en Vic.