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BOLETÍN JPIC Nº 18

14 febrero, 2015

EDITORIAL: Interrogantes sobre la violencia

Europa ha vivido estos días pasados una violencia sin precedentes: los asesinatos que en París dos yihadistas perpetraron en la sede del Semanario satírico Charlie Hebdo en el que abatieron a tiros a doce personas. Igualmente el de cuatro rehenes y el secuestrador en un supermercado judío.

La respuesta no se hizo esperar. Francia movilizó 88.000 miembros de las Fuerzas de Seguridad para capturar a los asesinos y organizó una manifestación de repulsa presidida por mandatarios de todo el mundo y en la que participaron decenas de miles de ciudadanos. Y lo vemos bien: rechazo a la violencia.

Pero en los mismos días el grupo, también yihadista, Boko Haram que opera en los estados africanos de Nigeria, Chad, Camerún, Niger y Burundi arrasó más de 16 localidades nigerianas y según Amnistía Internacional asesinaron más de 2500 personas. Y qué comentar al gran número de mujeres y niñas secuestradas ¿vendidas, esclavizadas?

No ha habido la misma respuesta: Pequeñas notas en los periódicos, alguna crónica, protestas de alguna ONG. La comunidad global no presta la misma atención a la terrible situación africana.

Y continuamente recibimos noticias de los cobardes asesinatos unas veces de grupos del IES o de los talibanes a grupos cristianos o de etnias distintas en Afganistán, Irak, Pakistán.

Nos dicen que cada hora mueren 7 personas por ataques terroristas. A raíz de estos sucesos nos surgen múltiples preguntas:

¿Las personas asesinadas merecen distinta protesta según sea su etnia, religión, lugar de origen, condición social? Se atribuye a un fanatismo radical la formación de estos grupos terroristas: Esto por supuesto; pero ¿sólo eso? ¿o hay también mucho de desigualdad social, anterior opresión, hambre…?

Quiero terminar con unas palabra del Papa Francisco, unas a los participantes del Encuentro Mundial de Movimientos Populares, el 28 de Octubre de 2014 “un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo” y les exhorta a conseguirlo. Y otras censurando las burlas a la fe, en este caso las caricaturas de Mahoma, cómo la libertad de expresión debe acabar cuando se ofende a las creencias del prójimo.

PAZ basada en la JUSTICIA y en el respeto a la DIGNIDAD de la persona.