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ALUMNA PAOLA: LO QUE HA SUPUESTO EL COLEGIO PARA MI

20 septiembre, 2013

                Muy buenos días, hermana Justina González, Delegada General de Educación de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata, hermana Tránsito Najarro Valle, directora del colegio Fátima, hermanas religiosas Dominicas de la Anunciata, maestros, personal que labora en esta institución, compañeros estudiantes.

                Es para mí un honor dirigirme a ustedes en este día en que contamos con la presencia de la Delegada General de Educación de la congregación. Es una visita muy especial que recibe nuestra comunidad, que nos recuerda el acompañamiento, el interés y la dedicación que las hermanas Dominicas de la Anunciata mantienen en sus centros educativos. Es por esta devoción por el servicio en la misión que nos es posible hoy estudiar en este colegio, una institución reconocida por la educación integral que ofrece a sus estudiantes, que posee una identidad muy marcada hacia la formación de personas comprometidas y transformadoras de la sociedad. Por ello, este pequeño acto al que asistimos se constituye en una muestra de agradecimiento y a la vez una cordial y cálida bienvenida a la hermana Justina González.

                Sabemos que todas las instituciones pertenecientes a la congregación de las hermanas tienen un lazo común. Este está representado por el pensamiento y el ideal de San Francisco Coll, que buscó en un principio educarnos a las mujeres para que tuviéramos igualdad de oportunidades para desempeñarnos en nuestra vida. Ahora, ese trabajo se ha extendido mucho y son miles de personas, en su mayoría mujeres, que hoy viven, trabajan, llevan una familia y contribuyen a sus respectivas sociedades y portan en sus manos la luz que San Francisco Coll dejó. Esa huella es notoria y también conlleva un compromiso. Yo me considero parte de esa herencia. Por ello es que ahora voy a hablarles de cómo ha sido mi experiencia en el colegio, justo en el momento en el que me preparo para dar un paso muy importante: salir de esta institución y comenzar a prepararme para mi vida profesional.

                Yo ingresé al colegio en el año 2002 para cursar el primer grado. Venía de otra institución, que era totalmente diferente. En ella tenían otras ideas sobre la educación, enfocada más en la competitividad. Aquí me encontré en con un ambiente distinto, pues se incluía otras asignaturas como Educación en la Fe y trabajábamos con guías, lo que me enseñaba a ganar independencia en el trabajo. Al principio fue difícil adaptarme, pues era una niña muy tímida pero poco a poco me empecé a sentir mejor en el colegio.

                Mis padres decidieron cambiarme de institución porque una amiga estudiaba aquí y se dieron cuenta que la educación incluía además de conocimiento, valores, algo muy importante para ellos, por lo que decidieron que mi hermano mayor y yo estudiáramos aquí.

                El Colegio Fátima ha sido un lugar que me ha permitido desarrollarme como estudiante y como persona. Los 11 años que he estudiado acá he recibido la atención por parte de todos los profesores: de primaria, de tercer ciclo y de bachillerato. Han sido excelentes y me han permitido desarrollar una gran cantidad de habilidades y adquirir nuevos conocimientos. El colegio  no solo me ha enseñado Matemáticas, Ciencias, Sociales, Lenguaje. También me ha enseñado que hay que luchar para  lograr nuestros objetivos, me ha enseñado a ser fuerte, a ser independiente, a ayudar a los demás; que la responsabilidad, el respeto y la honestidad son la base para el triunfo. Ha logrado que una gran cantidad de valores permanezcan hoy en mí y siento que todo esto me ha permitido crecer como persona. Y es por eso que nuestro colegio es tan especial, porque en esta comunidad educativa no se conforman con graduar estudiantes inteligentes sino también busca que sus alumnos sean las mejores personas, llenas de valores, que sean solidarios, que traten de hacer un cambio en el mundo, estudiantes emprendedores, autónomos, que tengan siempre presente en su vida a Dios, que cuando lleguen a la universidad o a un trabajo puedan ser reconocidos no solo por sus conocimientos sino también como unas personas de calidad y de confianza.

                Ha sido muy importante y significativo para la vida de todos los que han estudiado acá y de los que seguimos estudiando, la formación de hábitos, como la lectura del evangelio al comienzo del día, las celebraciones de pascuas o las celebraciones a la virgen María. El hecho mismo de conmemorar a Monseñor Romero por su maravillosa labor en el país para la defensa de los derechos de los pobres nos ha enseñado que lo primero que tenemos que tener presente en nuestra vida es Dios y que teniendo una buena relación con Él todo se puede lograr a pesar de las dificultades que se nos presenten.

                Reconozco que la preocupación de las hermanas por transmitir la luz de San Francisco Coll ha hecho posible que a nosotros como estudiantes se nos haya vuelto muy importante para nuestra vida en el día a día, el amor, la honestidad, la verdad, la fe, la justicia y la solidaridad hacia el prójimo.

                El colegio ha sido para mí un lugar donde me ha tocado vivir tristezas, bromas, peleas, enojos. Todo esto porque es también mi casa y en ella suceden todas estas cosas. Pero lo más importante ha sido que me ha permitido vivir muchas alegrías. Es el lugar donde he conocido a esas personas a quienes puedo llamar mejores amigos, personas muy especiales con  las que podré contar siempre. Aquellas con las que he vivido risas, cumpleaños, recreos, muchos años de estudio. Esta identificación y esta familiaridad se debe también a que he sido parte del grupo pastoral del colegio llamado Jucrisfa. Asistir a este grupo me ha permitido tener una relación cercana con Dios, conocer a estudiantes de otras instituciones que son también dirigidas por Dominicas de la Anunciata, a través de encuentros como el de Judasal. He podido gracias a ello, ser parte de la convivencia con Dios y con otros jóvenes que viven una realidad diferente a la de nosotros. Además me ha permitido vivir innumerables cosas que siempre llevaré conmigo y recordaré con mucha alegría.

                En el colegio he podido compartir con varias hermanas dominicas, ellas siempre han estado ahí cuando las he necesitado y sé que siempre podré contar con su apoyo cuando sea necesario.

                Ahora, después de once años de estudio, en este momento que a la promoción 2013 le llegó la hora de decir adiós a las tareas, adiós a levantarnos temprano para hacer exámenes, de despedirnos de los profesores que hemos tenido desde pequeños; ahora, que estamos a punto de graduarnos surge una sensación inesperada, pues no queremos que se termine el año escolar. Sé que sonará extraño pero es la verdad. Debe ser porque este colegio que nos ha acogido durante muchos años es parte de nosotros y nosotros parte de él. Aquí hemos vivido una etapa importante, aquí hemos aprendido a conocer el mundo, aquí nos hemos formado para enfrentarlo. Y aunque sabemos que se nos presentarán dificultades vamos con seguridad a enfrentar el futuro, pues hemos aprendido que hay que seguir adelante y avanzar siempre de la mano de Dios, teniendo en cuenta los valores que nos han enseñado, y lo más importante siendo nosotros mismos.

                El objetivo del padre Coll era sembrar la palabra de Dios en todo el mundo y que la institución anunciatista fuera un foco de irradiación evangélica, de formación humana y que mantuviera un espíritu de sencillez. Ahora, al considerar esta hermosa obra del padre Coll me siento orgullosa al decir que soy parte de ese sueño.

                Es por eso que quiero agradecer a todas las personas que forman parte del colegio: A las hermanas por siempre buscar el bien, especialmente el de sus alumnos; a todos los profesores, y en general a toda la comunidad Fátima. Gracias por soportarnos, querernos y apoyarnos.

                Voy a despedirme con un agradecimiento especial para Hermana Justina, por su admirable labor y por haber dedicado este tiempo para visitarnos, demostrando así su compromiso con la educación de los jóvenes al igual que lo hacía San Francisco Coll.

                Bienvenida hermana a nuestro querido Colegio Nuestra Señora del Rosario de Fátima.

                Muchas Gracias.

(Paola Ramírez, Alumna de Bachillerato)

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