NOTICIAS

25 AÑOS DE PROFESIÓN RELIGIOSA

30 mayo, 2018

Acción de Gracias de la H. ELENA LYNN, de la Comunidad de Roma

 

Un día especial, una fecha maravillosa! Una historia que comenzó hace 25 años, con la celebración de mi primera profesión. Ciertamente, fueron muchos momentos importantes; Estos 25 años de entrega a Dios Padre que me llamó y camina conmigo forman varias historias que el tiempo jamás podrá borrar ni olvidar.

El Señor me llamó a su seguimiento y no me ha abandonado nunca. Y, a pesar de mis limitaciones y flaquezas, sigue acompañándome con sus gracias y dones, para que pueda cumplir con fidelidad y generosidad la misión que Él mismo me ha confiado. Cuando miro hacia atrás, me admiro de cómo el Señor me ha guiado siempre, y en todos estos años he sentido cómo su Espíritu me ha ido conduciendo a seguir su voluntad según el Carisma recibido al P. Coll “de iluminar las tinieblas de la ignorancia”. Los caminos del Señor siempre me han llevado al encuentro con los demás, en un descubrimiento gozoso de sentirlos hermanos y hermanas.

Durante este tiempo muchas han sido las dificultades; desde los primeros años adaptación, la vida comunitaria… , pero el sentido común, el diálogo, la comprensión, la lealtad y sobre todo, la oración, la fe, el amor fraterno, el ser consciente de cuál es el sentido de mi vida, la Palabra de Dios y los sacramentos, la confianza en Dios y en las personas, me ayudaron a vencer los desafíos y a seguir adelante mi camino y valorar mi consagración como Gracia y Don de Dios que he recibido gratuitamente. Creo que a cada desafío el Amor se renovaba y las semillas lanzadas por el germinaban y crecían; es como si el señor me fuera podando como se dice en el Evangelio. Que se tiene que podar para dar fruto, para permanecer en su Amor.  A veces pienso que mi vida y mi vocación son como una rosa, bella y preciosa, con buen olor, aunque tiene algunas espinas, pero nada que no pueda ser superado por la entrega confiada y generosa en las manos de Dios. Así ha sido mi vida, mi camino. Ojalá que mi vida sea como pétalos esparcidos con bueno olor, olor del Evangelio.

Al cumplir los 25 años de mi profesión doy gracias al Señor por todas las bendiciones y dones recibidos. Gracias a mi familia a mis padres, son los primeros que han hecho crecer en mí la Fe. Las hermanas que con su generosidad, su celo apostólico su, amor a la Iglesia y Congregación extendieron la Anunciata en Filipinas Una de ellas está ya gozando en el cielo pero una de ellas está con nosotras, nuestra Priora General Hna. Ma. Natividad Martinez; muchísimas gracias, Hermana, por su presencia, maraming salamat po, usted es el mejor regalo que representa a todas las hermanas de la Congregación. Gracias a la Congregación que me acogió con amor, por el Carisma recibido del P. Coll. Gracias a todas las hermanas que me han acompañado y con las que he convivido en fraternidad y oración, de manera especial a mi comunidad de Roma, hermanas con las que comparto la fraternidad en el día a día. Le doy gracias a Dios por su amor, su comprensión y misericordia que han tenido para conmigo. Muchísimas gracias, hermanas.

A las personas que Él puso en mi camino para descubrir mi vocación y para conocer la Anunciata, a quienes me ayudaron en mi formación, a los que están siempre pendientes para el bien de la Anunciata en mi país hasta ahora, a los Padres dominicos de la provincia del Sto. Rosario, su Prior Provincial, P. Bonifacio Solís está aquí con nosotros. Padre, muchísimas gracias por su presencia. Cómo pasa el tiempo; hace 25 años ya desde que usted celebró, nuestra primera profesión. También a las hermanas de las Misioneras de Sto. Domingo, la Madre general con sus hermanas. A los Padres Romeo, P. Regs y a los Padres brasileños. A Las hermanas de Beata Imelda, y a mi amiga y vecina que representa mi familia, Mis Gina Miguel.

Hoy con corazón agradecido puedo decir que celebrar las Bodas de plata, lejos de sentir que la vida se escapa, es seguir caminando con paz, con gozo y con alegría, sin prisas, pero sin pausas, con comprensión creciente hacia todos y con mucha compasión, por eso con alegría inmensa entono, como María, el Magníficat: Mi alma Proclama la Grandeza del Señor, exulta mi espíritu en Dios, mi Salvador… Estoy muy feliz. Le doy gracias a Dios, por mi vocación, por mi elección, por haberme acompañado durante 25 años y sé que él me seguirá sosteniendo y con su gracia aquí voy a estar.  Y seguir diciendo: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Gracias, Señor, Gracias María.  Gracias Sto. Domingo, gracias P. Coll  Gracias a todos.

25 AÑOS DE PROFESIÓN RELIGIOSA

Descargas

Introducción a la Eucaristía