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SINODOS, LUGARES DE ESCUCHA

16 octubre, 2019

Está bastante avanzado el Sínodo sobre la Amazonía, que se está celebrando en Roma. Falta ver qué proposiciones se votarán y de qué modo serán aceptadas por el Papa, porque el Sínodo es consultivo y no decisivo. En este Sínodo se están tratado problemas muy serios, que tienen que ver con la vida y la dignidad de los pueblos indígenas, que sufren la explotación de sus tierras por grandes compañías occidentales, ante la indiferencia de gobiernos locales, o peor aún, ante las razones interesadas económicamente de los gobiernos locales. También el Sínodo trata cuestiones relacionadas con la vida litúrgica, y la formación humana y espiritual de las comunidades cristianas. No hay que ver ahí, en lo referente a la dignidad humana y a las necesidades religiosas de las personas, ninguna oposición. Los dualismos no son cristianos. Dios ama a la persona toda entera, cuerpo y alma, corazón y voluntad. Lo que tiene que ver con el cuerpo afecta al alma, y lo que tiene que ver con el espíritu repercute en la carne.

Otro Sínodo más cercano es el que se ha convocado en Valencia que, ayer, fiesta de Santa Teresa, se inauguró con una solemne Eucaristía. En otras diócesis españolas también se ha convocado un Sínodo, como por ejemplo en Vic. El Sínodo es una invitación y una oportunidad que se ofrece a los cristianos de una diócesis para caminar juntos y tratar cuestiones que a todos interesan. Es posible que en las distintas etapas de un Sínodo se oigan voces, que a lo mejor hasta sorprenden. Es de esperar que sean escuchadas y bien escuchadas. En todo caso, no debemos desaprovechar la ocasión que se nos ofrece para levantar nuestra voz y exponer, con toda normalidad y fraternidad, las cuestiones que nos preocupan.

Pero si queremos que nuestra voz se convierta en un clamor responsable, es necesario que sepamos aportar también soluciones realistas y comprender que quizás haya otros puntos de vista distintos a los nuestros. Los distintos puntos de vista no tienen porque separarnos. Al contrario, si los escuchamos con atención nos enriquecerán. Las diferencias, en la Iglesia, nunca se dan a propósito del Evangelio, sino de las aplicaciones del evangelio a situaciones que no todos juzgamos de la misma manera. En todo caso, los Sínodos son una oportunidad. Deberíamos aprovecharla.

Martín Gelabert Ballester, OP

Fuente de la noticia nihilobstat.dominicos