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Durante este mes de Julio hemos tenido la oportunidad de vivir nuestra primera experiencia misionera. Viajamos desde diferentes lugares de España (Asturias y País Vasco), pero con un mismo propósito: aprender y ayudar.

El destino no podía ser otro: la misión en Chiltiupán, comunidad perteneciente a la provincia de San Martín de Porres de las Dominicas de la Anunciata. Sin tener claro a dónde íbamos lo elegimos sin dudar y tras valorar la experiencia, podemos asegurar que la decisión fue todo un acierto.

Este pueblo se sitúa en El Salvador, en el departamento de La Libertad. Se encuentra en lo alto, rodeado de naturaleza, de unas vistas impresionantes. Sus habitantes te saludan y acogen como uno más desde tu llegada lo cual hace a este pueblo aún más bello, si cabe.

Nuestro día a día se centraba sobre todo en el Complejo Educativo Santo Domingo. En él pasábamos nuestros días, pues la escuela, para dar respuesta a la cantidad de alumnado, lo dividía en dos turnos el de la mañana y el de la tarde. Este centro es una pieza indispensable del pueblo y cumple una importantísima labor social gracias a cada uno de los profesionales que hacen que funcione. Es increíble y de admirar la cantidad de actividades que crean para ayudar a la educación de los niños/as (muchas de ellas fuera de la jornada laboral). No hay día que la escuela no abra, siempre hay alguna actividad para el beneficio de los más jóvenes.

Durante las semanas que estuvimos allí nos centramos en realizar actividades de logopedia con los más pequeños, refuerzo educativo, refuerzo en el proceso de lectoescritura, refuerzo de inglés, un taller de higiene bucodental gracias a los materiales que trajimos de Asturias, dinámicas de grupo, proyecto de vida saludable para la reducción del consumo de azúcar, curso de aplicaciones online para profesorado, etc. Y, cómo no, colaboramos en todo aquello en lo que podíamos del día a día.

No podemos estar más agradecidos por la experiencia y por toda la labor que realizan en este pueblo las Hermanas. Aprendimos muchísimo durante aquellos días que pasaron volando.

Leire y Samuel