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VISITA DE H. JUSTINA EN EL COLEGIO DE CAHABÓN

3 septiembre, 2013

El día 22 de agosto del 2013 tuvimos el agrado de recibir a la hermana Justina, Delegada general de Educación,  en nuestra comunidad, sabíamos de su llegada pero la experiencia confirmó su presencia como una bendición, un encuentro de iguales, una búsqueda de sueños compartidos y una experiencia de vida que se desborda para contagiarnos con su sabiduría y profundidad de Dios.

El día 23 tuvo su primer encuentro con la comunidad educativa, muy finamente, pasó por cada una de las aulas presentándose e interactuando con los alumnos y los profesores.

Al siguiente día nos reunimos con ella como comunidad para hablar, pero sobre todo para reflexionar sobre la comunidad, acentuando que nunca debemos olvidar que somos una comunidad para la misión, implica unidad en medio de la diversidad, cada una desde su peculiaridad tiene que enriquecer a la comunidad educativa, implica a todas.

A través de los diferentes presentaciones matizaba que una dominica es ante todo buscadora de la verdad como María en el misterio de la Anunciación;  encarnadas descubriendo al Dios de la vida en el corazón de la humanidad; compasivas con profunda preocupación por lo que ocurre a mi alrededor; comunitarias reconociendo que sin la comunidad no tiene sentido la misión; misioneras es la ley del servicio, estar siempre en disposición; contemplativas nos capacita para mirar con los ojos de Dios la realidad que nos rodea y vivir la misión con profundas entrañas de misericordia; acompañante como María que partió apresuradamente al encuentro de su prima Isabel; alegre y esperanzada lo tenemos que ser por naturaleza; coherente es lo que digo con la boca lo hago con todo mi cuerpo; participativa donde se vea una necesidad ahí tiene que estar; busca la transparencia en su actuar y reconoce los valores que encierra cada personas.

Concluía diciendo que es necesario soñar juntas pero sólo será posible si estamos convencidas de que es posible.

El encuentro con los profesores dio inicio con una oración que nos interpelaba desde nuestro ser de educadores en un mundo con su propia historia, pero para dar respuestas desde nuestro ser de educadores anunciatistas, que sigue siendo un reto apasionante, tenemos que buscar la hondura de las cosas para que lo más pequeño y pobre de nuestras vidas sea motivo de celebración y ofrenda.

Puntualizó que para ser educador se necesita estar vocacionado, lo nuestro es comprometernos dar y darnos. Recordemos que trabajamos con personas, estamos con niños, hay que entrar con zapatos de terciopelo pues lo que pisamos es tierra sagrada por lo tanto debemos ser profesores muy profesionales, muy educadores-evangelizadores.

No pretendo otra cosa, nos expresaba, más que soñemos juntos los sueños que el Padre Coll soñó para sus escuelas y por su puesto del cómo las soñó. Es por eso que los objetivos que nos planteamos son: Celebrar nuestra vocación de educadores anunciatistas, pensar juntos nuestra escuela como evangelizadora para abordar nuestra realidad y saber dar respuesta a nuestros desafíos para que nuestras escuelas sean lugar de evangelización y sembradora de esperanza.

Afirmó que ante todo debemos educar para la libertad, la multiculturalidad, para la vida, para saber convivir apoyándonos en la familia y hacerlo con proyectos educativos que nos lleven a dar respuesta a los desafíos y necesidades de nuestra realidad y hacerlo con profesionalidad y sobre todo con una educación valores.

Nos invitó a profundizar en la verdad, recuerden que estamos para los más necesitados y tenemos que llevarlos a un encuentro más profundo con ellos mismos y con su realidad para que sean personas con espíritu crítico, dialogantes, asumiendo sus responsabilidades sin descuidar la importancia de la interioridad y la contemplación.

Todos quedamos invitados a educar desde la comunidad y ser cristianos para que como Jesús sigamos haciendo posible los gestos que marcaron la diferencia e hicieron creíble un mundo diferente lleno de esperanza y en marcha hacía la construcción del Reino, no se cansen, nos decía, de ser capaces de abrir los ojos a la ciencia, a la verdad, a la naturaleza, a la realidad social, a la justicia, al propio ser, a la trascendencia, a un encuentro profundo con la Palabra para saber escuchar y ser sensibles ante las situaciones que cortan la vida; a acompañar procesos que hagan posible el proyecto de vida de cada uno de nuestros jóvenes y señoritas.

La tarde fue muy amena pues la metodología nos permitió interactuar con cada uno de nuestros compañeros y repensar cómo y cuál debe ser nuestro aporte ante tantos desafíos y que prioridades debemos retomar para que sigamos caminando como comunidades auténticas que vibran y manan desde la espiritualidad y el carisma anunciatista.

Los profesores y las hermanas estamos convencidos de la gran responsabilidad que implica ser un docente anunciatista y el compartir con la H. Justina vino a complementar la convicción del claustro, profundizando sobre el imperativo de seguir haciendo el bien para contribuir a sanar, quitar cegueras y parálisis que aún atan la libertad de nuestros jóvenes.

No podían faltar las palabras de agradecimiento por tanto bien recibido, acompañado de una pequeña convivencia fraterna que nos hizo sentir familia anunciatista.

Dios ha estado grande con nosotros y nos sentimos bendecidos, una vez más, gracias H. Justina por su cercanía y su calidez humana.

Deseamos que el Dios de la vida siga acompañando pero sobre todo fortaleciendo su misión.

                H. Luci

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