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SEMINARIO DE PROFUNDIZACIÓN EN EL CARISMA: SEGUIMOS COMPARTIENDO

22 julio, 2015

A partir del 23 de junio entramos de lleno en el seminario del carisma. Nos inició en el tema la H. Rosa di Tullio y, ya desde el principio, seguimos una metodología que llevaríamos a cabo a lo largo del seminario: combinar la teoría y las fuentes escritas con los testimonios monumentales y «vitales». El primer paso fue la visita a Caleruega y Gumiel de Izán. Allí tuvimos la oportunidad de saborear, paso a paso, los lugares y principales acontecimientos que marcaron la infancia y juventud de Santo Domingo y que lo prepararon para lanzarse con fuerza a la misión que el Señor le tenía reservada: la santa predicación. Tuvimos ocasión de revivir la trayectoria de este Santo, forjado en la meseta castellana, y que dejó profunda huella en su caminar por tierras del Languedoc: Fanjou, Prouille, Montreal, Carcassonne… guardan vivo el recuerdo del paso de Domingo de Guzmán por sus tierras y del impacto evangelizador que produjo y que, más adelante, seguirían las monjas y frailes por él fundados.

Días intensos fueron los vividos en Salamanca: La comunidad de nuestras hermanas que tan fraternalmente nos acogió durante cinco días; la visita a los bellos monumentos de la ciudad, de manera especial el convento de San Esteban y la Catedral y, sobre todo, el poder cumplir el objetivo que nos llevó allí. El P. Alberto Escallada, OP nos adentró en los pilares del carisma dominicano: oración, estudio, vida común, misión y fidelidad a los consejos evangélicos, de los cuales tomamos buena nota para reforzarlos en nuestra vida. Allí también, fue donde el P. Manuel Martínez, OP nos acercó a la voz profética de la Orden en América y a la importante aportación de los Dominicos a la historia de la Iglesia.

De vuelta a Madrid, seguimos interiorizando lo vivido y lo que, por grupos, fuimos descubriendo en las fuentes bibliográficas. Culminó este aspecto la ingeniosa presentación que cada grupo hizo para mostrar cómo se podía dar a conocer a Santo Domingo en los diferentes contextos de nuestra misión.

Tuvimos la oportunidad de comprobar directamente la fraternidad que impera en la Congregación: en primer lugar, en la Casa Generalicia y después en las diferentes comunidades que visitamos: General Oráa, Aluche, Alfonso XIII —en Madrid—, Becerril de la Sierra, Vic y Lezignan. En todas fuimos acogidas, acompañadas y estimuladas por las hermanas, de las cuales valoramos mucho la misión que realizan en las diferentes mediaciones. Con la explicación que nos hizo la H. Asunción, tuvimos también la oportunidad de conocer la vida y misión de las hermanas de todas las casas Dependientes directamente de la Priora general.

La llegada a la Casa Madre tiene un sabor especial: al vernos ante el altar-sepulcro de San Francisco Coll no pudimos reprimir la emoción y el sentimiento de acción de gracias, por el don especial que estábamos recibiendo, ha quedado impreso en nuestro corazón.

Aquí, hemos seguido con la misma dinámica que habíamos empezado: fuentes escritas y fuentes monumentales y vitales. El P. Vito T. Gómez, OP, con su maestría, sabiduría, paciencia y buen hacer, nos ha ido adentrando en la vida de San Francisco Coll a través de sus escritos, de muchos testimonios, de experiencias vividas por tantas personas que lo conocieron, trataron o supieron de él desde muy cerca.

Recorrimos las calles y lugares de la ciudad de Vic, emblemáticos para nosotras; visitamos las poblaciones de Santa María de l’Estany, Moià y Folgaroles. En todas ellas pudimos rememorar el paso del Padre Coll por ellas y, sobre todo, interiorizar la misión evangelizadora de nuestro Fundador.

Momento especial fue la llegada a Puigseslloses: la familia Comas nos esperaba con los brazos abiertos y no paraba de mostrarnos detalles y explicarnos hechos y anécdotas sobre el joven Francisco Coll que se han ido pasando de unos a otros, de generación en generación. La visita y oración en la pequeña capilla familiar fue un momento de profunda emoción. Asimismo, la subida a la ermita de Sant Jordi y la plegaria pronunciada en ella. Nos parecía estar más cerca del Padre Coll.

Cada uno de los lugares visitados eran extensamente explicados por el P. Vito, que no perdía ocasión para hacernos revivir la vida y misión del Padre Coll, nuestros orígenes y la realidad de las primeras hermanas. Todo ello tiene que servirnos para querer más al Padre Coll, a la Congregación y a estar disponibles para que el CARISMA que hemos heredado se siga extendiendo por el mundo entero.