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Iniciamos un año “distinto”, y sin darnos cuenta, nos vimos “encerrados en nuestras casas” con preguntas sin respuestas, sentimientos encontrados, bronca, dolor, impotencia y esa necesidad de aunar fuerzas y criterios, para poder vencer juntos esta pandemia que vació plazas, calles, ciudades, cambió nuestra manera de relacionarnos, de expresarnos, nuestros tiempos, actividades y nuestras agendas.

El poder pensar “como equipo” sigue siendo un desafío, al que se le suma el tener que adecuarnos a las “nuevas tecnologías” y agendar encuentros para seguir caminando juntas, compartiendo preocupaciones, retos, desafíos a nivel Congregacional y “Zonal”.
Todo cambio, nos moviliza, nos saca de nuestra zona “de confort”, de lo conocido a lo nuevo, de lo seguro a lo incierto…
Lo virtual no suple lo presencial, pero por el momento no veo otra opción.

Así comenzaba mi carta invitando a las Delegadas Provinciales y del Vicariato a nuestra primera reunión on line.
El 17 de octubre después de vencer “algunos inconvenientes tecnológicos” nos veíamos las caras, (Hnas. Ana Belén – priora general – Susana  – Santa Rosa de Lima, Miriam – San Martín de Porres, Nuria- San Raimundo de Peñafort, Ildete – Rosa Santaeugenia y Eugénie – Vicariato San François Coll) las que no se conocían podían poner rostro a nombres que aparecían en los Catálogos.

Luego de asegurarnos que “todas” podíamos oírnos, la priora general saludó y agradeció el trabajo de animación de las delegadas, en momentos tan difíciles como el que estamos viviendo.

Continuamos con un momento de oración en torno al encuentro de Jesús con el joven rico y su invitación a dejar todo para ir tras Él.
Las preguntas: ¿Somos conscientes de que Jesús “nos mira con cariño”? y ¿ a qué nos invita a desprendernos?, guiaron la reflexión, para cerrar este primer bloque rezando juntas el Salmo desde el seguimiento.

Luego se abrió un diálogo en el que compartimos ¿Cómo hemos vivido el “animar y acompañar” desde la delegación”, este tiempo de pandemia y confinamiento?

Fue enriquecedor escuchar a cada una de las hermanas y tomar conciencia de las coincidencias, a partir de las diferentes realidades.
El tiempo se nos pasó volando…

Terminamos agradeciendo a Dios y a cada una la posibilidad de encuentro. Todos estos momentos refuerzan el sentido congregacional y fortalecen la fraternidad.

Nos despedimos con “Tarea para el hogar” y la Ilusión de encontrarnos nuevamente el 21 de noviembre.

Hna. Andrea
Delegada general de Misión en otras mediaciones Apostólicas