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El 24 y 25 de febrero se celebró en Gombrèn (Gerona) un Retiro espiritual para jóvenes. Les acompañó en la reflexión y oración el equipo de PJV de la Provincia San Raimundo de Peñafort, Dominicas de la Anunciata.

EXPERIENCIA VIVIDA

Las personas que nos encontramos en Gombrèn, aunque cada una aportaba una experiencia vital y religiosa diferente a los demás, nos unía una idea similar que nos permitió comunicarnos y establecer lazos de amistad y fraternidad.

A lo largo de nuestra vida, somos muchos los que sentimos en el fondo una llamada: colaborar con las misiones, compartir la vida en nuestro día a día con las personas que tenemos alrededor para ayudarles a realizar- se, experimentar el amor de Dios y ser capaces de transmitir a los demás… Esta llamada es la fraternidad, es una manera de establecer vínculos con las personas que son cercanas y las que no conocemos de manera que, este vínculo, nos haga hermanos y nos permita ponernos en la piel de los demás.

Participar en el retiro fue una vivencia muy satisfactoria para todos ya que unió con fuerza el grupo allí presente y nos hizo disfrutar de muchos y buenos momentos: un taller de oración donde poder abrir el corazón y compartir la llama cristiana que nos quema y nos empuja a resurgir y ser. Los cantos de celebración y fiesta que nos llenaron de alegría, las comidas en la casa de las hermanas, lugar de paz donde siempre serás bien recibido y donde podrás encontrar intimidad espiritual …

Pero, si hay un momento especial de entre todos, este es el de la meditación, la contemplación y la plegaria. En medio de la naturaleza y acompañado de unos pasajes de la biblia, el viento se lleva las preocupaciones y te da la oportunidad de poder mirar hacia dónde está Dios. En este momento, puedes abrirte en cuerpo y espíritu y llegar a comprender cuando valioso eres, a entender que no debemos despreciar nunca lo que el Señor nos da ya que con sus brazos de padre nos protege, nos consuela, nos quiere y nos da fuerzas.

Tratamos diferentes temas desde el punto de vista de la vida cristiana, compartiendo la misma idea de San Francisco Coll de no quedarnos parados: tenemos que ir creciendo en la amistad y confianza con Jesucristo y, de forma sencilla y cercana, transmitir el testimonio personal además de ofrecer un compromiso de forma social.

La oración nos aporta paz, nos hace extender las manos hacia Dios y hace que la llama de nuestro interior se convierta en luz, luz que nos guía y nos reconcilia con todo lo que está a nuestro alrededor.

Laura Ramos, Santa Coloma de Gramenet