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Lecturas del Domingo 17º del Tiempo Ordinario

En el Evangelio de este domingo, Jesús nos enseña a REZAR como El lo hace: “Padre nuestro…” asegurando que Dios es mucho más generoso que cualquier amigo o cualquier padre, puesto que da su mismo Espíritu a los que lo piden.

Jesús pasa noches orando. Cuando El se encuentra con el Padre, la humanidad se encuentra con Dios.

Orar, es decir: Padre, que santifiquemos tu Nombre siendo para ti hijos buenos, siendo para los demás hermanos, viviendo en la tierra una FAMILIARIDAD como la del cielo.

Que venga tu Reino donde TODOS nos sepamos acoger dándonos cada día el pan, donde TODOS nos sepamos amar tal como merecemos, donde TODOS podamos sentirnos cercanos entre nosotros y con Dios.

Haz que perdonemos conscientes que Tú no sólo nos buscas cuando nos desviamos, sino que nos perdonas entrañablemente.

Sin caer en la tentación…. Caer en la tentación nos traiciona, nos anula, nos hunde en el NO SER desolador. La libertad interior nos hace SER lo mejor de lo que podemos ser.

El pan que tú nos das, Jesús, nos obliga a compartirlo con el hermano. Cerrar la puerta y no dar pan al otro, es cerrar el propio corazón sin dejarlo latir.

Dios nos da mucho más de lo que nosotros somos capaces de recibir. San Agustín decía: “El Don de Dios es grande, pero nosotros somos mezquinos para aceptarlo. Cuando amamos engrandecemos nuestra capacidad de recibir”.

El Padre nos envía su Espíritu si nos abrimos humildemente. Y San Clemente Romano decía: ”Aprendamos la fuerza que tiene la humildad ante Dios”

Hna. María Teresa Malagarriga

Provincia “San Martín de Porres”