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¿RADICALIDAD EVANGÉLICA? ¡SEGÚN Y CÓMO!

4 marzo, 2023

Si calificamos la radicalidad evangélica vamos bien orientados y damos un sentido positivo al término radicalidad. Pues la palabrita puede tener dos sentidos que, en cierto modo, parecen incompatibles. Según el diccionario de la Real Academia Española radicalidad puede significar una realidad fundamental, o algo extremoso e intransigente.

En efecto, radical es una palabra que proviene del latín “radix”, que significa raíz. En este sentido, radical es lo fundamental, lo que está en la base, lo que sostiene. Una de las principales asignaturas del currículo teológico es la “teología fundamental”, que se ocupa de reflexionar precisamente sobre lo que está en la base y hace posible toda la fe cristiana, a saber, que Dios se ha revelado, se nos ha dado a conocer en Jesucristo.

El problema de las grandes palabras es que pueden corromperse, no tanto por la firmeza con que se defienden, sino cuando se utilizan para atacar o descalificar a otros. Hay verdades fundamentales, con las que toda persona de buena voluntad debería estar de acuerdo. Pero cuando esas verdades se convierten en armas arrojadizas contra otros, entonces se corrompen. Defender las verdades fundamentales de la fe cristiana es muy necesario. Defenderlas atacando o descalificando a otros, puede terminar no sólo por corromper esa verdad, sino por hacerle decir lo contrario de lo que en realidad dice.

Hay quienes hablan de principios innegociables. La vida, sin duda, me parece innegociable, pues no tiene precio y, por eso, es sagrada e inviolable. Ahora bien, si se trata de cuestiones religiosas, la negociación o no negociación no me parece el terreno adecuado para tratar esos temas. La escucha, el diálogo, el testimonio y, a veces, el silencio, me parecen terrenos más favorables.

La Iglesia está llamada a favorecer encuentros, a acoger al diferente. Y de este modo, enriquecer lo que hay abriéndolo a lo que viene. Esto es ser radical, estar bien fundamentado. Desde estas raíces pueden brotar árboles con excelentes frutos.

Martín Gelabert Ballester, OP

Fuente: nihilobstat