PROFESION PERPETUA DE LA HNA MARIE-ANGE AHO. 2016
El grito sorprendido de los hombres y mujeres del Cantar de los cantares, ¡hoy es el mío! De hecho como ellos, descubrí que la cercanía de Dios no es un sueño, y que su amor no es una ilusión. Siento la felicidad de aquellos y aquellas que tienen la tarea de decir a los hombres que el Señor está con ellos y que El les ama con un amor inconmensurable. Mi elección a la vida religiosa es una historia de amor entre Dios y yo. Este amor que estoy experimentando me sumerge en el corazón del Evangelio, y es el Evangelio que me pide mantenerme unida a Jesús y unida a los hombres. Siento alegría. El deseo de responder sigue creciendo a pesar de mi fragilidad y mis debilidades. Esta es la razón por la que yo he deseado con ardor expresar públicamente mi SÍ definitivo, mi compromiso de dejarme moldear por la voluntad de Dios. Cosa hecha. Fue el sábado, 13 de agosto de 2016 en la parroquia san Francisco Javier de Abobo, en Abidjan.
La celebración fue sencilla y radiante de sentido profundo que nos hizo tomar conciencia de las exigencias de la vida consagrada. En las manos de Hna Carmen Bosch, Superiora del Vicariato, hice voto de pobreza, renunciando a la carrera desenfrenada de lo que es el nervio de la guerra entre los mismos hombres e incluso en el seno de las familias, comprometiéndome a trabajar por una vida más digna; también hice voto de castidad optando por un amor desinteresado, sin límite y sin fronteras y el voto de obediencia para que prevalezca en mí la voluntad de Dios a través de sus intermediarios. Junto a esto, presenté al Señor mi símbolo, que es el conjunto de una vasija de arcilla y una vela encendida. Esto es para significar que la luz de mis votos va en un vaso muy frágil, que soy yo. Sólo la gracia de Dios me ayudará a traducir estos votos en gestos y palabras.
Estoy de verdad muy contenta de haber reiterado mi SÍ a Aquel que puso su mirada misericordiosa sobre mí. Estoy convencida de que todo es gracia y sólo Dios es mi fuerza. En efecto, quien quiere ofrecer una rosa de su jardín no debe temer las espinas del rosal.
Dios nos guarde unidas para una Anunciata floreciente
¡Todo es gracia, sólo Dios es fuerte!
Sr Marie-Ange Aho
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