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PROFESIÓN RELIGIOSA EN COSTA DE MARFIL

8 julio, 2018

PRIMERA PROFESIÓN          Bonoua 23/06/2018  Costa de Marfil, África

«Maestro, hemos trabajado toda la noche sin recoger nada, pero fiados en tu Palabra arrojaré las redes». (Lucas 5,5)

Han sido estas palabras del apóstol Pedro las que han revitalizado nuestro fiat durante nuestra primera profesión, en la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata. Inmensa es nuestra alegría de sabernos llamadas por el Maestro, tal y como somos y no por méritos propios: ¡sólo por su misericordia y su designio para con nosotras!

Al final de la etapa de Noviciado, fuimos admitidas a la primera profesión; un retiro de ocho días nos ha permitido prepararnos interiormente con Cristo, alimentando así nuestra intensa convicción de lo que íbamos a comprometernos.

En la víspera del día decisivo, durante la oración comunitaria de Vísperas, recibimos el hábito de la Congregación de manos de la Superiora del Vicaríato, Hna. Carmen Bosch, acompañada de su Consejo. Ella aprovechó esta oportunidad inolvidable para recordarnos que todas estamos llamadas a vivir en la verdad, la pureza de corazón y la misericordia, a la imagen de Cristo Jesús, a quien queremos seguir.

La Misa comenzó con la procesión de entrada, que se abrió con las elegidas del día, se extendió con las otras hermanas y terminó con los celebrantes, presididos por el párroco de nuestra parroquia Toussaints: una bonita procesión acompañada de hermosas canciones del coro Anunciata. El hermano Fabrice O.P nos invitó en su homilía a configurarnos a Cristo y ser testigos vivos de su Palabra para conducir las almas a Él.

El ritual de la profesión religiosa mediante los votos, la cálida acogida recibida por la asamblea, la procesión con velas encendidas, símbolos de la ofrenda total de cada una de nosotras a Dios, nos produjeron una inmensa alegría. Luego, la misa continuó su curso con las ofrendas, que al ritmo de cantos y danzas del país, fueron  expresión de nuestra gratitud a Dios.

Este evento produjo en nosotras un cóctel de alegría y ansiedad: de hecho, en esta actitud de abandono a Dios, nos sentimos frágiles por su gran obra en nosotras, especialmente al ver numerosas personas, diferentes Congregaciones religiosas y el clero que vinieron a apoyarnos y a ser testigos de nuestro sí a Dios.  La celebración terminó con el himno al Padre Coll y con unas palabras de agradecimiento a todos los invitados, especialmente a nuestras hermanas mayores, a nuestra comunidad y a nuestras diferentes familias, sin olvidar a todos aquellos a quienes Dios ha puesto en nuestro camino para llevar a cabo su trabajo en nosotros y en el mundo. ¡Que su obra perdure en nuestras humildes vidas!

Vuestras hermanas, Pauline, Bibiane, Marie-Rose, Nelly, Christine y Adele