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PLENARIA DE LA UISG: VIDA RELIGIOSA Y SINODALIDAD 4 DE MAYO

4 mayo, 2022

La jornada de hoy se ha caracterizado por el discernimiento personal y comunitario, a partir de los diversos carismas y espiritualidades, y de las riquezas de las diferencias culturales de las Superioras Generales provenientes de todo el mundo. El tema de esta jornada «Vida Religiosa y Sinodalidad« nos invitó a redescubrir juntas la importancia de la Sabiduría como instrumento para recorrer el camino sinodal. Camino que es posible solo si tenemos los corazones abiertos, llenos de confianza y dispuestos a descubrir caminos y horizontes nuevos. Esto significa un desafío, porque la disponibilidad a abrazar el camino sinodal, implica también despojarse y cambiar actitudes y comportamientos, personales y culturales, que representan un obstáculo para caminar juntos.

Esta sabiduría requiere de la vivencia de dos elementos importantes en nuestro ser Vida Consagrada hoy:  el silencio y la palabra. El buen silencio que está al servicio de la escucha del otro y de la realidad que nos rodea; el silencio abierto que es un acto de hospitalidad que abre espacio al otro en nuestras vidas; el buen silencio que nos permite escuchar y discernir.

En este camino sinodal, hacer silencio nos abre a la palabra: hablar poniendo en el centro a la persona; hablar contra las injusticias de los más vulnerables, haciéndolo a partir de nuestras propias vulnerabilidades. «Hablar de sinodalidad no es lo mismo que experimentarla. Es un desafío escuchar, hablar, discernir, caminar juntas en el espìritu unos con otros y con toda la creaciòn, para con-crear un futuro que es el sueño de Dios« (Jessie Roger).

El camino Sinodal es una construcción, un aprendizaje constante que requiere diálogo y comuniòn. Significa liberarnos de algunas formas de considerar el poder, de considerar el propio liderazgo.

«No es fácil, tenemos la tendencia a  ser independientes. Debemos intentar caminar juntas, somos todos misioneros y somos todos partes de la comunidad. La sinodalidad es la llamada de Dios para la Iglesia. No es una opción personal, sino una respuesta a su llamado. Es un proceso de cambio y un nuevo nacimiento» (Nathalie Becquart).

Hna. Mayra Cuellar

Fuente: UISG