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¡PARA TI ES MI MÚSICA, SEÑOR! – 2

27 julio, 2020

Descubriendo el patrimonio litúrgico-musical de la Anunciata (segunda parte)

Entrevista a Hna. Mª Àngels Figuls

 Te he escuchado algunas veces  hablar de un «patrimonio musical de la Anunciata»… ¿en qué consistiría?

Sí… antes de fijarme en este patrimonio musical, diría que tenemos un gran patrimonio litúrgico… claro: litúrgico-musical, porque no concebimos una liturgia sin canto, no solamente como acompañamiento de la liturgia sino como verdadera liturgia. Podemos decir que tenemos un patrimonio espiritual y litúrgico, en la Orden, y también en la Congregación. Y luego sí, a partir de todo lo que he ido conociendo yo misma desde que entré y lo que he podido leer, he concluido que, desde el principio, ha habido muchas hermanas que han dedicado tiempo a la música… algunas han tenido el don de componer, y otras se han dedicado a buscar buena música, música polifónica, música de buena calidad, y sobre todo canto gregoriano… Entonces, todo esto conforma un legado que no se puede clasificar diciendo «esto es de la Anunciata,  esto sí, esto no» sino que, por ejemplo en el caso del gregoriano ―que es de toda la Iglesia― creo que forma parte también de nuestro patrimonio… porque se ha cantado años y años (hasta el Concilio) con una gran calidad. Yo recuerdo momentos en que hemos estado ensayando… como el Padre Coll, de quien se dice que ensayaba en los recreos, nosotras también… [risas]. Pero no estábamos en el recreo, estábamos en un lugar dedicadas al canto y con mucha seriedad, ensayando el introito y las músicas que teníamos que cantar el domingo. Sobre todo aquí en la Casa Madre, pues el domingo la misa era abierta para los fieles. Y eso yo lo digo de la Casa Madre, pero en muchas comunidades  se podría hacer también una historia de este patrimonio, que es también de la Congregación. Y hubo muchas hermanas… algunas ya habían entrado con la carrera de música, otras la terminamos cuando llegamos aquí, otras empezaron en la Congregación… Y todo esto tiene que contar como historia muy vivida… Luego, en momentos puntuales y momentos especiales ha habido grandes celebraciones que no sólo han dejado ver la belleza de una liturgia con el acompañamiento del canto, sino la profundidad de una liturgia, lo que puede significar…. También una cosa muy bonita aquí en la Casa Madre es que mucho tiempo los sábados se transmitió el Rosario cantado por Radio Vic. Yo he ido detrás de buscar estos cantos, porque sé que la Madre Valentines los grababa y suponemos que pueden estar en el material que tenemos guardado de grabaciones antiguas. Esto es por una parte, y lo que también puede considerarse patrimonio de la Congregación es la forma de hacerlo, la forma de vivirlo, la forma de guardarlo, porque yo creo que deben existir partituras casi desde el principio, y material en el que se puede adivinar incluso cómo se hacían los ensayos. La seriedad con que se hacían… creo que esto es también muy importante. Y eso ha ido funcionando mientras hemos podido y muchas hermanas están dedicando y han dedicado la vida. Y, sobre todo en los encuentros, ha habido Prioras provinciales o generales que han procurado que esto siguiera adelante. Lo han valorado no solamente de palabra, sino buscando personas que podían ayudar. Hemos tenido celebraciones con mucha riqueza y también con mucha ilusión, porque hemos podido compartir el canto, la buena música, acompañada por buenas organistas de la Congregación, y en todo eso hemos ido haciendo camino y nos gustaría que pudiera seguir.

Dentro de esta tradición de la Anunciata con la liturgia, con la música, con las cosas bien hechas, la figura de la Hna. Rosa Font es una de las grandes referentes… ¿qué nos podrías compartir de su aporte?

Sí… prácticamente los primeros años de mi vida religiosa ella me dirigió todo lo que yo hacía en cuanto a música, y he vivido mucho junto a ella… Ha sido una gran persona…un genio en la música y con una dedicación constante, y siempre con la mirada puesta en la educación, sobre todo de las niñas y niños. Ella ha atravesado los mares para ir a Brasil, y sabemos allí toda la grandiosidad de su obra con aquellos niños… Y no paró nunca de estudiar, de componer y de trabajar. Una cosa muy importante también ha sido el método que creó, que muchos años nosotros lo hemos seguido tal cual como ella lo había soñado y previsto, y después, más tarde, ha ido quedando un poco como en segundo plano de los métodos de música para la educación de los niños… Pero tengo todavía la esperanza de que algún día alguien lo redescubra y haga de este método, un camino…Porque ella tuvo la intuición no solamente de enseñar la música sino, dentro de la música, enseñar a vivir desde la profundidad, es decir… el sentido de educación integral, en todos los aspectos. Y yo creo que ahí hay todavía un gran descubrimiento por hacer. Y en cuanto a la música litúrgica, nos ha dejado todo un legado,  sobre todo en la música que ella ha dirigido, música polifónica  (incluso hay piezas en que la composición de la polifonía la hizo ella misma); en cantos de creación propia: letra, música y acompañamiento… y en la Liturgia de las Horas, compuso la música para varios himnos, con la letra que ya tenía la misma liturgia… y hasta varios discos de música de acompañamiento para la meditación. Y el ensayo, y el cantar y el tocar; yo siempre he valorado muchísimo ―y todas las hermanas, creo que todas las que la han conocido― esta gran donación de su persona,  y últimamente esa donación completa a la evangelización y a la, diríamos,  «salvación»  de estos  que llamamos  niños de la calle… Cómo ha contribuido  a hacer de ellos grandes personas… En este momento están disfrutando todavía estos frutos ―y lo estamos disfrutando nosotras―, con todo lo de la Escuela de Música de Brasil, y ojalá podamos seguir viéndolo por muchos años y que continúe creciendo tal como está creciendo.

Hermana, para ir finalizando… todo este patrimonio hermoso del que hemos estado hablando, ¿qué propondrías tú para cuidarlo, para que no se pierda, para acrecentarlo… y cuáles serían tus sueños en este sentido para la Congregación?

Para la Congregación creo que se trata de seguir el camino, y seguir el camino desde el momento en que estamos, el momento actual, que no es igual que ni diez años atrás, ni veinte ni treinta. Pero que sí, sería importante que no se cortara este sentido, especialmente el aspecto de la liturgia que es fundamental, y el sentido eclesial que tiene la liturgia, el sentido comunitario y también dominicano y de la Anunciata; creo que esto es lo que tiene que continuar. Y, sobre todo, es una alegría ver que sí, que en general hay una valoración entre las hermanas de lo que significa la liturgia para la Congregación; lo he visto en los encuentros, cómo las hermanas agradecen este aporte, y eso quiere decir que en el fondo de cada hermana está esta ilusión por vivirlo y darle continuidad. Ahora, claro, estas cosas no caen así del cielo; pienso que hay hermanas  que se encuentran en distintos lugares de las Provincias y que tienen una capacidad para la música, para el canto, para la dirección, y sería muy bueno ayudarlas a que puedan tener ese tiempo que se necesita para aprender, y enseñar, y para perfeccionarse. Y lo importante que sería, a lo mejor, que hubiese como un equipo internacional de música o de liturgia en ese sentido, que vaya no solo guardando sino acrecentando lo que tenemos…  Está bien guardar la historia y saber que de esta historia algunas cosas se pueden… no diría repetir, sino que pueden ayudarnos para que sigamos con esta calidad pero de profundidad, de sentido.  Yo en la liturgia siempre he valorado, sobre todo, el sentido, la vivencia y después ya todo lo que puede acompañar esa vivencia, que es el canto y otras muchas cosas; esto se tiene que revalorizar y seguir un camino. Yo sueño [risas] con grupos internacionales que canten, que podamos cantar a lo mejor en diferentes lenguas y que nos podamos entender desde el corazón, que hay muchas cosas que se pueden lograr todavía, que se pueden descubrir y hacer camino con ellas… ¡ya lo creo!

Finalizamos, entonces, con este mensaje de esperanza… ¡muchas gracias, Hermana! Contigo descubrimos que también es parte de nuestra vocación y carisma en la Anunciata entonar juntas: ¡Para Ti es mi música, Señor! (Salmo 100)

 Entrevista: Hna. Luciana Farfalla Salvo