NOTICIAS

PAPA EN HUNGRIA: CULTO ALEJADO DE LA VIDA

5 mayo, 2023

En su reciente viaje a Hungría, el Papa ha tenido ocasión de encontrarse con todo tipo de personas, especialmente con personas necesitadas. También se ha encontrado con autoridades políticas y les ha dejado bien clara su condena de la guerra y la importancia de que sean generosas en la acogida a refugiados e inmigrantes. Ha lanzado una pregunta que es toda una denuncia: “¿dónde están los esfuerzos creativos por la paz?”. Delante del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, cuya política no es precisamente facilitadora de la acogida de refugiados, ha pedido que las fronteras sean zonas de encuentro y no barreras que separan.

Quiero destacar una de estas frases acertadas de Francisco, porque dice, de forma quizás más provocativa, lo que ya había dicho el Vaticano II, a saber: que “el divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época”. Francisco lo ha dicho de esta manera en su encuentro con los pobres y refugiados en Budapest: la fe no puede ser “prisionera de un culto alejado de la vida, ni convertirse en presa de una especie de egoísmo espiritual, es decir, de una espiritualidad que me construyo a la medida de mi tranquilidad interior y de mi satisfacción. La fe verdadera, en cambio, es aquella que incomoda, que arriesga, que hace salir al encuentro de los pobres y capacita para hablar con la vida el lenguaje de la caridad”.

Para que la fe no sea prisionera de un culto alejado de la vida es necesario que esté imbuida de caridad y nos lleve hacia el hermano. Una fe que nos encierra en nosotros mismos es una falsa fe. La carta de Santiago lo decía con claridad meridiana. Para Santiago, como para san Pablo, lo que salva es la fe, pero una fe que se traduce en obras y gestos de caridad para con los necesitados. El tipo de relación que tenemos con el hermano prueba la calidad y verdad de nuestra fe. El amor a Dios pasa siempre por el amor al hermano.

El Papa, tras recordar que esa es la doctrina de la primera carta de Juan (4,20: quién dice que ama a Dios y no ama a su hermano, es un mentiroso), lo que dicho con otra acertada frase: el Señor “casi nunca llega resolviendo nuestros problemas desde arriba, sino que se hace cercano con el abrazo de su ternura, inspirando la compasión de hermanos que se dan cuenta de ellos y no permanecen indiferentes”. Nosotros encontramos a Dios en el hermano pobre al que socorremos y el hermano pobre encuentra a Dios en la persona que le socorre. Somos el uno para el otro presencia y mediación sacramental de Dios.

Aunque también el Papa ha advertido: “¡no es suficiente dar el pan que alimenta el estómago, es necesario alimentar el corazón de las personas! La caridad no es una simple asistencia material y social, sino que se preocupa de toda la persona y desea volver a ponerla en pie con el amor de Jesús: un amor que ayuda a recuperar belleza y dignidad”.

Martín Gelabert Ballester, OP

Fuente: nihilobstat