NAVIDAD 25 DE DICIEMBRE
LA PALABRA SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS
¡Qué buena noticia! ¡Qué consoladora! ¡Qué alegría y descanso para el corazón!
¿Quién no necesita en este tiempo un poco de esperanza y de vida con sentido?
Contemplemos la imagen… este es el misterio que celebramos y contemplamos: un Dios que se humaniza…
Un Dios que se humaniza, un Dios que se creaturiza, un Dios que se vuelve cercano, vecino, compañero de camino y de vida.
¿Para qué? Para que toda persona pueda vivir con esperanza, alegría y sentido, y pueda alcanzar su plenitud en Él.
¿Por qué? Porque el Amor no soporta la distancia, el olvido y la muerte de aquel a quien ama y creativamente busca acercarse, encontrarse y ofrecerle la Vida.
¡Este es nuestro Dios! “Vino a los suyos…se hizo carne y habitó entre nosotros”, y “al venir a este mundo ilumina a todo hombre… y le da el poder de llegar a ser hijo de Dios”.
Así lo proclama la liturgia: “¡Oh admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando cuerpo y alma, nace de la Virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, nos da parte en su divinidad”.
¿Quién puede temer a un Dios que así se manifiesta? ¿Quién puede desconfiar de un amor que así obra? Echemos fuera la posible duda, el temor y esa tenue desconfianza en Dios que anida en lo íntimo de nuestro corazón y abramos cada ventana de nuestro ser para permitir que la vida y la luz verdadera que vienen de Él crezcan en nosotros y nos humanicen a la manera que Él se humanizó. Nada ni nadie nos engañe: Dios está de nuestra parte, está con nosotros y viene a regalarnos la Vida que necesitamos. Entre tantas palabras, voces y ofertas que escuchamos, estemos atentas para percibir y escuchar a la Palabra que se hizo carne y habitó entre nosotros.
Quien hace experiencia de este Dios Amigo que se humaniza por amor, va al encuentro de los demás acercándose a toda persona con respeto y hermandad. Se ha convertido en testigo de la Luz y no puede sino irradiarla con su vida.
Celebrar la Navidad es alegrarnos por esta Vida nueva y verdadera que nos llega de Dios, acogerla y anunciarla. Ella nos irá humanizando. Dejemos que la Palabra se encarne en nosotras y entre nosotras. ¡Feliz Navidad!
Hna. Susana Sívori
Provincia Santa Rosa de Lima