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MARÍA MAGDALENA APÓSTOL DE LOS APÓSTOLES

21 julio, 2019

Lecturas del día 22 de julio «Santa María Magdalena»

La Palabra de este día toca desde lo profundo, haciendo sentir la necesidad de “algo” más grande, más hondo, más significativo, que sea capaz de llenar las necesidades que ninguna otra cosa o persona puede llenar.

La primera lectura, tomada del Cantar de los Cantares, habla de una búsqueda que no deja tranquila, que hace ponerse en camino recorriendo cuanto sea necesario para encontrarle, esa debería ser nuestra necesidad del día a día, necesidad profunda, ansiosa, confiada e inquietante de Aquél que nos ha amado y llamado. Es también esa necesidad la que hace brotar en el salmista la sed de Dios; sed que nos debe hacer madrugar, contemplar, alabar, bendecir, anunciar, porque nuestra alma está unida a Él, porque es Él quien nos sostiene.

El Evangelio nos acerca a María Magdalena, a quien la Iglesia celebra como “Apóstol de los Apóstoles” y la Orden de Predicadores como Patrona. En el texto, María Magdalena parece no haber pasado buena noche, posiblemente, luego de haber presenciado la pasión y muerte de Jesús, de haberle dejado en el sepulcro, la tristeza, el dolor, la búsqueda de respuestas y no aceptación de lo sucedido le lleva a levantarse a primera hora, quería estar “cerca” del Maestro, quería buscar respuestas, quería sosegar su corazón y sabía que solo podría hacerlo buscando el silencio, el encuentro con el Amado.

María llega al sepulcro cuando aún no amanecía, estaba oscuro; puede representar los momentos en que parece no haber respuestas o razones, en que parece que hasta el Señor nos ha abandonado, todo está oscuro, tanto que, aunque la losa del sepulcro está quitada, y ve a dos ángeles, no es capaz de descubrir la vida. Pero es en ese preciso momento -cuando la fe se debilita- cuando Jesús se hace nuevamente cercano y pregunta ¿mujer por qué lloras? ¿a quién buscas? Y a continuación le llama por su nombre, esa forma de pronunciar su nombre es tan especial que es suficiente para reconocerle.

Pueden quedarnos unas preguntas para dejar resonar la Palabra: mujer ¿por qué lloras? ¿qué cosas, situaciones o personas te quitan la paz?, ¿qué haces cuando eso sucede? ¿a quién acudes? ¿buscas en silencio su presencia? ¿a quién buscas?…  ¿cómo suena tu nombre en los labios de Jesús? escuchar su voz susurrando tu nombre ¿es una experiencia que transforma tu vida?

Jesús mi alma tiene sed de ti,
mi corazón y mi vida muchas veces está sin sosiego
porque me parece que has muerto,
porque mi fe se debilita,
porque no escucho mi nombre o no reconozco tu voz.

Sigue siendo el Rabboni de mi existencia,
mi maestro, hermano y amigo,
dispón mi corazón para estar atenta siempre a ti,
para consagrarte cada día todo mi ser
y como María Magdalena anunciar que vives.

Hna. Amanda M.

Provincia «San Martín»