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El 18 de marzo del corriente, fue un día lleno de alegría, fiesta y colorido. Las HH, profesores y alumnos de instituciones educativas de Guatemala y una hermana del Sanatorio el Pilar, representando a toda la comunidad, nos reunimos en el colegio El Rosario de Santa Cruz de El Quiché para dar apertura a los actos conmemorativos al Bicentenario del nacimiento de San Francisco Coll en Guatemala. Nos acompañan en este acto solemne, la H. Zoila Flores, Priora provincial, la H. Transito Najarro, Delegada de Educación y las HH. consejeras Mª Victoria Villarreal y Gene Somoano.

Inicia el acto con las palabras de bienvenida de la H. Emilia García, directora del colegio El Rosario y seguidamente, la H. Zoila, se dirige a los asistentes para declarar inauguradas las celebraciones que, a partir de ese momento, se realizarán en Guatemala con motivo de tan entrañable acontecimiento congregacional.

A continuación, dan comienzo las actividades preparadas en cada centro educativo -Cahabón, Telemán- Escuelita P. Coll, Chichicastenango, Lancetillo y Santa Cruz-, cada cual con su originalidad e inconfundible colorido. Es indescriptible todo el derroche de creatividad que allí se pudo contemplar. Quienes abren este programa cultural son los alumnos del colegio de Santa Cruz, con varias melodías interpretadas majestuosamente a flauta.

Después de este acto, se inicia la celebración eucarística. Momento también muy emotivo. Celebra el P. Racancoj, exalumno del Rosario y actualmente párroco de Chichicastengo; desde el cariño que tiene por la Anunciata toda la celebración se desarrolló con profundo sentido. Momento muy emotivo, fue cuando la escuelita P. Coll, presenta en las ofrendas, un niño de la escuela, como símbolo de los preferidos del P. Coll.

Al finalizar la Eucaristía, la H. Zoila enciende la lámpara que será la luz que alumbrará a cada centro educativo durante este tiempo de celebración y que va recogiendo cada hermana directora.

Se finalizan los actos compartiendo todos los asistentes un suculento churrasco y riquísimos tacos.

No se puede dejar de mencionar, el sacrificio que supuso para todos poder llegar a realizar este acto conjunto, por eso, el mérito de todo lo realizado es mucho mayor.

Algunos -como es el caso de Cahabón y Telemán- han tenido doce horas de viaje hasta llegar a Santa Cruz. Los niños y niñas de la Escuelita, que para algunos era su primera salida, las cuatro horas de viaje supuso para ellos casi seis por las dificultades que han tenido para llegar y, sin dejar a un lado a los que llegan de Lancetillo, pues el camino también es dificultoso.