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CON LA FUERZA DE LA RUAH

24 marzo, 2018

Los días 24 al 27 de enero de 2018 en Buenos Aires – Argentina tuvimos nuestro encuentro Provincial de Hermanas bajo el lema: Con la fuerza de la Ruah, hagamos nuevas todas las cosas, en estos días renovamos las fuerzas para seguir caminando con la fuerza del Espíritu Santo que da vida donde parece reinar el caos y el sin sentido!

En este espacio de oración renovada, compartimos desde las propias experiencias nuestra vida consagrada, nuestras debilidades y fortalezas, sobre todo las ganas de seguir apostando por el Reino de Dios y dar a conocer a todos el carisma que el P. Coll y tantas hermanas nos legaron y que nosotras queremos seguir dando vida porque “La Anunciata es obra de Dios”, con esta convicción caminamos hacia la meta, con la esperanza puesta en quien sabemos que cumplirá sus promesas.

Reflexionamos el tema “Nuestros carismas en salida” con la ayuda de H. Cristina R. (Teresiana) el ícono de la visitación de la virgen María a Isabel y la experiencia de fe que se tejió alrededor de estas dos mujeres, que a pesar de su pequeñez cambiaron la historia de Israel y hoy fortalecen nuestra fe.

Zacarías es el personaje que recibe el anuncio de Dios en el momento que menos esperaba, cuando su deseo “de ser padre” aparentemente había disminuido, es allí donde Dios se manifiesta dejándole “mudo” por su falta de fe, así Dios le sorprende y nos sorprende dejándonos en el no saber, él hará nuevas todas las cosas a pesar nuestro, mantengamos la fe, que lo nuevo está por llegar y no desmayemos en nuestra esperanza. Esta experiencia de nomadismo interior, del no saber espiritual es un llamado de Dios que irrumpe en nosotras con su gracia y nos pone en movimiento para algo sorprendentemente mejor.

María e Isabel mujeres de fe inquebrantable que unen dos generaciones y hacen realidad la promesa de Dios devolviendo la esperanza del pueblo de Dios. Isabel es la mujer de la promesa realizada (seis meses de embarazo) y María la promesa latente (la nueva vida se está empezando a formar en su vientre), ellas nos sitúan en lo imposible, que es posible para Dios. Al encontrarse se llenan de gozo y rompen su silencio con una alabanza (Magníficat).

Bajo esta reflexión se nos invitaba a salir con nuestro carisma de nuestras comodidades, de lo conocido “siempre se hizo así” e iniciar procesos de cambio, conversión, el carisma es el Espíritu Santo en salida, el reto es saber hacia dónde ir, para eso es necesario el discernimiento constante, volver a las fuentes carismáticas.

En estos tiempos de cambios profundos tenemos algunas intuiciones, salir hacia la casa común valorando al otro como diferente y al mismo tiempo como mi hermano/a, también a través de la ética del cuidado donde todo lo que existe es un bien para todos como se escribe en la encíclica Laudato si n°1 “… nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos …” está cita nos ayuda a ver la vida desde la corresponsabilidad. Estamos llamadas como religiosas y cristianos a devolver la imagen de Dios, de las personas, de la naturaleza en este tiempo de crisis adquiriendo un compromiso claro desde las opciones sencillas de cada día.

La crisis de relaciones interpersonales podemos superarlas valorando la cultura propia y la de los demás, la forma de ser, sabiendo que todos somos creados por Dios, por tanto, valiosos y dignos.

“…armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo… son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior” n° 10

Nuestra vida consagrada esta llamada a escuchar en todo gemido o grito la voz de Dios que nos está hablando, esto implica vivir en constante escucha de la Palabra abandonándonos confiadas a la contemplación del misterio de Dios desde donde surge el anuncio profético.

Todas las reflexiones fueron acompañadas de un trabajo en grupos “comunidades” donde cada hermana analizaba su realidad a nivel personal, comunitario y Provincial. Fue una experiencia muy enriquecedora porque se compartió en un ambiente de confianza las propias vivencias, tanto fortalezas como limitaciones.

También agradecer a todas las hermanas que hicieron posible que nos encontremos, hiciéramos un alto en el camino y podamos reflexionar juntas lo que Dios nos está pidiendo hoy desde nuestro carisma dominicano anunciatista. Muchas gracias. Bendiciones a todas, gracias por existir.

H. Fanny Calderón – Chiclayo