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LA ANUNCIATA: ¿QUÉ NOS DICE A NOSOTRAS ESTE NOMBRE?

25 marzo, 2017

25 de Marzo, la fiesta de la Anunciata, fiesta significativa y entrañable para una Dominica de la Anunciata. Si nos detenemos a reflexionar sobre el rico contenido que este nombre encierra, podremos descubriremos matices y valores que pueden muy bien ser como directrices o programa de vida de nuestro ser religioso y de nuestra misión como Dominica de la Anunciata hoy.

 Casi siempre lo que más nos admira al contemplar a María en este misterio es su  DISPONIBILIDAD. Es la VIRGEN FIEL, DISPONIBLE, OBEDIENTE. Nos asombra la prontitud con que pronuncia su SÍ, su FIAT. Se entrega totalmente a lo que Dios quiere de Ella.

El anuncio del ángel a María comienza con una invitación a la ALEGRÍA. “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Poco después Isabel la llama “feliz” y ella vertiendo los sentimientos de su alma prorrumpe en un auténtico canto de alegría, el Magníficat. Gozo  de poseer a Dios, alegría de la FIDELIDAD, de la fidelidad de Dios que ama a los hombres y los salva, y de su propia fidelidad, de su FIAT, de ser posesión del Señor. El secreto de la felicidad según el propio Jesús está en “recibir la Palabra y realizarla”. Porque era humilde y desinteresada y supo olvidarse de sí sin pensar en los riesgos que había de correr, pudo sentir esa alegría y ese gozo por las cosas de Dios.

Dice Horacio Bojorje que “si alguien no siente en sí la alegría de creer, mire el rostro iluminado de María creyente y oiga la exultación de su Magníficat”.

Como Dominicas de la Anunciata tenemos que descubrir en la contemplación de este misterio una fuente de auténtica alegría.

Alegría  que en María no es sólo por lo que Dios ha realizado en Ella, sino porque Dios envía la salvación a su pueblo. Se siente SOLIDARIA de su situación. Atenta a la Palabra de Dios sabe también escuchar los clamores del pueblo oprimido. Toda experiencia auténtica de Dios lleva consigo una experiencia de COMUNIÓN y SOLIDARIDAD.

María está en la línea de las mujeres del A.T. comprometidas con la situación de opresión del pueblo de Israel: Judith, Esther, Ana …, pero María representa a la humanidad entera. La sentimos muy cercana. Es modelo de la mujer de hoy.

Como Dominicas de la Anunciata al saborear la riqueza de este cántico, que expresa los sentimientos que embargaron a María a raíz de la Anunciación, tenemos que encontrar una fuerte motivación para “compartir las angustias y las esperanzas del hombre de hoy” ¿Tiene, realmente, en nosotras esta fuerza ese hermoso cántico que diariamente entonamos? ¿Somos solidarias de la situación de los que están viviendo a nuestro alrededor, tal vez en la propia comunidad, y nos comprometemos en su liberación?

Como Dominicas de la Anunciata tenemos que aprender del SÍ de María a colaborar en la obra redentora de Cristo sin escatimar esfuerzo y trabajo, asumiendo, como María, en plena disponibilidad el dolor y la cruz.

En la Anunciación, María recibe plenamente al Espíritu Santo. Dicen que es esta la hora del Espíritu. Que como ella, creamos en la fuerza del Espíritu Santo y estemos abiertas a su acción.

                      ¡FELIZ DÍA DE LA ANUNCIATA!