NOTICIAS

IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

30 enero, 2019

Hablemos sobre el mensaje  que nos dan las lecturas del IV Domingo Ordinario:

 La lectura del Evangelio del domingo anterior ponía en boca de Jesús está expresión “hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar”

Y ahora la invitación esta en centrarnos en estas tres expresiones:

“¿no es éste el hijo de José?.”

Cada forma de seguir a Jesús se actualiza y renueva constantemente, no es algo establecido ni estático, sino que cada día nos hace una nueva invitación a dejarnos seducir,  a creer que desde el vientre materno nos tiene ya escogidos, protegidos y destinados a una misión específica. ¿Hasta dónde  yo confío y le sigo, sin importar los acontecimientos, porque tengo la certeza de que Dios está conmigo, me renueva y me manda a presentarme ante los demás con la misión de anunciar la buena nueva?

“médico cúrate a ti mismo”

Tal vez es la invitación que necesita pasar por un proceso de conversión personal y/o comunitario, necesitamos preguntarnos ¿qué tienes? ¿qué  posees? ¿cómo  lo compartes o pones al servicio de los demás?   Bien dice San Pablo en su Carta a los Corintios “ambicionad los carisma mejores” porque podemos tener infinidad de talentos pero si no están en servicio  del otro/a, de nada sirven.  Tengamos las mismas actitudes de los contemporáneos de Jesús, que la incredibilidad e irritabilidad hagan que la “sequía” se prolongue más de los tres años y medio y Él  tenga que buscar en otro lugar lo que no encontró en Nosotras, Dominicas de la Anunciata.

“ningún profeta es bien mirado en su tierra” 

Pareciera que resignadamente Jesús acepta que no puede hacer, literalmente, nada entre los suyos… Sin embargo, ante la reacción de sus paisanos, Jesús pasa en medio de ellos, porque Dios nunca obliga, no fuerza a nadie, sino que deja libre… todo tiene que ser por propia voluntad. Reconozcamos que en algunos momentos de la vida nos cerramos personalmente y, ante las tribulaciones de la vida, retrocedemos y no confiamos en Dios que nos dice a cada una/o: “Cíñete los lomos, ponte en pie que te lo mando”. ¡Nunca voy a aprender a confiar ciegamente en Él si no reconozco  que, por naturaleza, el miedo es parte de mi existencia humana!. Preguntémonos ¿Desde cuándo Dios me conoce? ¿Va a dejarme caer en el vacío? Y es aquí donde yo reconozco su Gracia, su amor infinito, desde siempre y por siempre. Entonces es así como Jesús pasa en medio de ellos y se aleja…  pues “sé de quién me he fiado”. Él ha puesto su amor y su confianza en mí… “mi boca contará tu auxilio y todo el día tu salvación”.

Terminemos reflexionando estas dos preguntas:

  • ¿Puedo ser yo la tierra en la que el Señor logre hacer prodigios?
  • ¿Soy acaso tierra estéril que no dice nada a los demás?

Hna. Argelina Vargas

Provincia «San Martín de Porres»