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ISABEL Y MARÍA, MARAVILLOSAS MATERNIDADES

29 mayo, 2023

Acabamos el mes de mayo, mes de María, con la fiesta de la visitación de María a su parienta Isabel. Los nombres de María y de Isabel nos hacen caer en la cuenta de lo maravillosa que es la maternidad y, al mismo tiempo, de su maternidad maravillosa. En efecto, en Isabel se encuentran unidas y conciliadas la esterilidad y la maternidad; y en María, la virginidad y la maternidad. Porque para Dios no hay nada imposible. Donde el humano piensa que no hay ninguna posibilidad de vida, Dios saca vida de los lugares, personas y momentos más inesperados.

La relación entre estas dos mujeres va más allá de su maravillosa maternidad. Las dos tienen la suficiente perspicacia para discernir donde está la verdadera voluntad de Dios. María, después de oír al mensajero divino y de responder con fe: “he aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”, se puso en camino y entró en casa de Zacarías (Lc 1,39-40). En esta visita hay algo más que una pura cortesía o un hermoso deseo de ayudar. Zacarías significa “memoria, recuerdo”. María acude a la casa de la memoria. María acude a los sabios de Israel, a los ancianos, representados por Zacarías e Isabel.

En la casa de la sabiduría ocurren cosas sorprendentes. Allí, Isabel, cuyo nombre significa “Dios es plenitud” y, por eso, el evangelista dice que está “llena del Espíritu Santo”, saluda a María bendiciéndola a ella y bendiciendo, sobre todo, al fruto de su vientre. Y luego, Isabel aplica a María la primera bienaventuranza del evangelio: “Feliz la que ha creído”. Ahí está la verdadera felicidad de María, en saber escuchar la Palabra de Dios y responder con fe. San Agustín llegó a decir que la felicidad de María no estaba tanto en su maternidad biológica cuanto en su acogida de la Palabra. Eso es lo que la hace feliz a ella y a nosotros.

La reacción de María ante las palabras de Isabel es hablar bien de Dios con unos términos totalmente contraculturales. Porque chocan abiertamente con la cultura de este mundo, aunque están en total consonancia con el mensaje de Jesús. María, modelo de todo creyente, nos invita hoy a mirar a su Hijo, y a hacer como ella siempre hizo: referir a Dios las maravillas que en ella había hecho. Unas maravillas muy distintas de las que el mundo proclama y busca. El mundo busca poder; María proclama que Dios derriba a los poderosos. El mundo busca grandeza; María proclama que Dios enaltece a los humildes. El mundo busca riqueza. María proclama que Dios llena de bienes a los hambrientos. El mundo favorece la guerra; María proclama la misericordia y el perdón de Dios, en un mundo donde abunda el egoísmo y cada uno reclama sus derechos o lo que considera que son sus derechos, aún a costa de perjudicar a otros. Un buen ejemplo es que hoy se habla de derecho al aborto.

Isabel y María, dos mujeres bien feministas, modelos para toda mujer y todo varón. Dos mujeres que pusieron su vida al servicio de Dios. A eso estamos invitados todos. A proclamar con nuestra vida la grandeza del Señor.

Martín Gelabert Ballester, OP

Fuente: nihilobstat