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HERMANAS ESTUDIANTES EN FILIPINAS

23 marzo, 2018

LAS Hermanas ESTUDIANTES

Pequeña misión para la Nueva Evangelización

“Anunciar a Cristo significa mostrar que, creer en El y seguirlo, no es sólo algo verdadero y justo, sino también bello, capaz de colmar la vida de un nuevo resplandor y de un gozo profundo, aun en medio de las pruebas” (Evangelii Gaudium 167).

Al comenzar el segundo semestre de mi nueva misión como responsable de las Hermanas Estudiantes, lo que más me preocupa es que tengan una misión más comprometida y directa según nuestro carisma.

Gracias a Dios hemos encontrado un centro de “niños de la calle” donde podremos dar catequesis. Este centro se llama “KUYA Center”. Kuya es una palabra filipina (tagaloc) que significa “hermano mayor“ y se utiliza, en signo de respeto, para referirse a personas mayores a ti o desconocidas. En este centro viven niños por un tiempo de dos años y después los trasladan a otro centro más adecuado a sus necesidades; proceden de familias muy desestructuradas, algunos se escaparon de sus casas y varios son delincuentes.

Este año, el día 14 de febrero, celebraron el 27 aniversario de su Fundación. En un principio fue dirigido por religiosos de distintas congregaciones en misión conjunta; ahora, lo llevan las religiosas de Notre Dame, pero siguen colaborando otros religiosos como Junta directiva.

Cada viernes les visitamos y explicamos el Evangelio del domingo integrando los valores evangélicos. Con cariño y convicción les decimos: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». (Evangelii Gaudium 164)

Colaboramos también junto con los voluntarios educadores del “KUYA Center”; ellos les imparten clases de Higiene y nosotras Catequesis. Uno de los objetivos de los voluntarios, es buscar ayudas para dar becas y recoger a más niños que viven en la calle y traerlos a este centro para que vivan con más seguridad y tengan comida más saludable.

Esta misión nos impacta fuertemente, porque muchos de los niños viven de manera infrahumana; las casas de su familia son pequeñísimas, tienen la medida que ocupa una cama y están construidas con cartones y plásticos

Es una misión muy provechosa pues nos permite conocer la realidad de nuestro entorno y dejarnos tocar el corazón. Las Hnas. Estudiantes preparan cada semana la catequesis con esmero e ilusión. Las vietnamitas estudian el lenguaje filipino para poder comunicarse con ellos, aunque sólo sea un poquito. También, no olvidamos lo que aconseja nuestro Santo Padre el Papa y nos esforzamos en tener actitudes de “cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial y no condenar” (Evangelii Gaudium 165).

“Sabemos de corazón que el encuentro catequístico es un anuncio de la Palabra y está centrado en ella, pero siempre necesita una adecuada ambientación y una atractiva motivación; el uso de símbolos elocuentes, su inserción en un amplio proceso de crecimiento y la integración de todas las dimensiones de la persona en un camino comunitario de escucha y de respuesta” (Evangelii Gaudium 166). Por eso nos damos cuenta de la necesidad de prepararnos cada día.

Rezad por nosotras, hermanas, para que este encuentro con nuestros hermanos desafortunados nos ayude a vivir en la compasión y un gran amor como Jesús. Que sea también, una gracia para vivir auténticamente lo que nos pide en este Año de los Clérigos y Personas consagradas aquí en Filipinas, para ser siervos-líderes renovados para la Nueva Evangelización.

H. Mary Ann de Vera

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