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FRANCISCO COLL, HOMBRE DE OJOS ABIERTOS

11 junio, 2011

SAN FRANCISCO COLL i GUITART, sacerdote dominico. Fundador de la Congregación de HERMANAS DOMINICAS DE LA ANUNCIATA. Canonizado por Benedicto XVI en Roma, el 11 de octubre de 2009.

Vamos presentando aspectos de la Vida de San Francisco Coll. Aspectos relativos a su vida de relación con los demás, vida espiritual y vida sacerdotal y dominicana. Son testimonios que destacan su manera de ser, sus virtudes, sus hábitos y nos van revelando quién era el Centro de su vida.

Las frases o relatos que irán apareciendo se encuentran en el libro TESTIMONIOS, escrito por el P. Vito T. Gómez op. Magnífica Obra que recoge infinidad de testimonios de personas que conocieron al Padre Coll, convivieron con él y otras que escucharon lo que de él se decía. Destacan los testimonios de las primeras Hermanas de la Congregación, quienes recibieron directamente sus enseñanzas sobre la vida religiosa de una Dominica de la Anunciata, objetivos de la Fundación y estilo a seguir.

La Obra Testimonios, al igual que otros escritos sobre Francisco Coll: Obras completas, biografía, se puede consultar en la BIBLIOTECA DIGITAL de esta misma web.

FRANCISCO COLL, HOMBRE DE OJOS ABIERTOS

San Francisco Coll, varón de Dios, como buen dominico, inserto en la historia, hombre de ojos abiertos, supo descubrir las urgencias de su entorno. En sus correrías apostólicas iba comprobando el abandono de la educación en la población rural, descubriendo como una de las causas de la corrupción de costumbre la ignorancia, especialmente de la «doctrina cristiana». Por otra parte, en su ministerio sacerdotal había encontrado no pocas jóvenes deseosas de consagrarse a Dios y al servicio del prójimo y que la carencia de recursos económicos les impedía entrar en la vida religiosa.

Ante estas dos experiencias fue madurando la idea de fundar una congregación que abrazara los dos objetivos: abrir un camino de vida religiosa a estas jóvenes, y con ellas constituir comunidades dedicadas a la educación de las niñas con una clara finalidad apostólica en los ambientes más necesitados, sin excluir otros servicios asistenciales.

Un hombre de ojos abiertos, es un hombre capaz de mirar la realidad social, política, económica, religiosa de su tiempo. Y Francisco lo hizo…

A continuación se citarán algunos textos que nos dan una pincelada sobre esa realidad en la que vivió y predicó el P. Coll y a la que trata de dar respuesta.

Que siempre he considerado la instrucción a las niñas como una obra de caridad y de la más grande trascendencia para el bien de las familias y de la sociedad misma. Por esto ha considerado siempre que las Terciarias del Patriarca Santo Domingo se dedicasen con grande esmero a dicha enseñanza y si bien es verdad que sus casas se llenan de niñas conducidas por sus padres de la ciudad y de fuera de ella para que las den aquella instrucción que tan generosamente prodigan a todos y la experiencia manifiesta; pero veía el suplicante con dolor de su corazón que muchos padres que viven en las poblaciones, aldeas y casas de campo no podían llevar a sus hijas a los colegios de la ciudad por su pobreza y otras causas que son de todos bien conocidas y por lo tanto aquellas pobres niñas quedaban privadas de esta instrucción tan deseada. A fin de remediar este perjuicio puso el suplicante otro colegio de Terciaras de la misma Orden cuyas reglas con que se han regido hasta aquí tiene el honor de acompañar, y estas Terciarias de dos a dos o más van a todas las poblaciones que las piden aunque sean lugares de las más insignificantes (De una carta que escribe a la Reina).

«Habiéndome dedicado muchos años, como misionero apostólico y dominico exclaustrado a la predicación dando misiones y haciendo novenarios y sermones en el principado de Cataluña, observé que una de las principales causas de la desmoralización de los pueblos era la ignorancia de la mujer y la falta de enseñanza religiosa. Esto me indujo a discurrir cómo podría yo cooperar a la salvación de tantas almas que se perdían por dicha causa y Dios Nuestro Señor me dio a entender que uno de los medios más a propósito sería la fundación de una congregación o instituto de Hermanas Terciarias Dominicas, que tuviese por objeto la Enseñanza de las niñas en los pueblos y ciudades…»(De una carta al Vicario general de la Orden).