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EXPERIENCIA DE VOLUNTARIADO EN RIVAS NICARAGUA

2 septiembre, 2016

Rivas, pequeña ciudad al sur de Nicaragua, cerca del lago Cocibolca   y de la isla de Ometepe con el volcán Concepción que en algunas ocasiones recuerda a sus habitantes que aún sigue vivo, es una tierra de gente humilde, acogedora y de gran corazón. A dos km de la ciudad rodeada de vegetación y muy cerca de la ruta Panamericana que atraviesa el país de norte a sur se encuentra la comunidad de las hermanas Dominicas de la Anunciata  encargadas del Asilo López Carazo con cerca de 40 ancianitos y la escuela Susana López Carazo con unos 800 alumnos. Allí las 5 hermanas  que forman la comunidad hacen posible el milagro diario. A las 5 de la mañana, con los primeros rayos de sol, la misión recobra vida. Con un gran compromiso, humildad y sencillez cada una de las hermanas, después de los rezos matinales y de su participación en la celebración de la Eucaristía, emprende sus múltiples tareas y nosotros, voluntarios colaboradores durante un mes en tres años sucesivos, estamos convencidos que su labor es poco conocida más allá de los habitantes de esta pequeña ciudad que sin duda y con razón las consideran unas heroínas y que su quehacer diario sólo puede llevarse a cabo con la ayuda de Dios.

De los ancianitos con quien compartíamos muchos ratos de actividades diversas, nos llevamos su gran coraje, su interés, su fe y sobre todo su cariño y agradecimiento.

De los profesores con quien vivimos momentos de trabajo y recreo, nos llevamos: su disponibilidad para  compartir experiencias, su compromiso y responsabilidad para con sus alumnos, su alegría y su amistad.

¡Que decir de los alumnos que con su ternura y simpatía robaron nuestros corazones¡

Y también, como no, un gran recuerdo para todo el personal del centro que hicieron muy agradable nuestra estancia en esta misión.

No queremos llenar líneas y líneas para explicar algunas de nuestras tareas allí porque creemos que las imágenes pueden ilustrar mejor que las palabras.

Para terminar quizás hayamos podido dar la imagen que todo era positivo, sin problema alguno, claro que los había, pero creemos que lo que dignifica a la persona, lo que verdaderamente importa es:

– reconocer los actos negativos, los fallos con el otro, los problemas personales que desestabilizan la relación con los demás…

– la disponibilidad de lucha con el fin de encontrar mecanismos que nos ayuden a superarlos creciendo en la fe.

 Lo que vivimos en esta comunidad, fue precisamente este esfuerzo de superación ante las adversidades, por lo que queremos dar las gracias a las hermanas que con su ejemplo nos han transmitido coraje, esfuerzo, serenidad y mucho amor y han dejado en nosotros mucho más de lo que nosotros les hemos podido dejar a ellas.

¡Gracias a cada una por estar ahí en cada momento y poderlas sentir tan cerca¡

SANTY Y MARICEL

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