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EXPERIENCIA DEL ENCUENTRO MUNDIAL VIDA RELIGIOSA JOVEN EN ROMA

16 octubre, 2015

Demos gracias a Dios y a la Congregación por permitirnos participar en este encuentro. Ha sido una bendición en nuestras vidas primeramente por conocer Roma, tierra sagrada. Hemos podido orar frente a la tumba de san Pablo, san Pedro, santa Catalina. Tambien con el padre Vito, hemos visitado algunos lugares que recorrió nuestro padre santo Domingo. El padre Vito nos iba explicando y haciendo que nos enamoráramos más de nuestro carisma. Nos llevó a la celda de santo Domingo y en los lugares donde él oraba, hemos pedido a nuestro Padre por nuestra vocación y todas las vocaciones de la familia dominicana, para que sigamos siendo  fieles al carisma dominicano: Laudare, Benedicere, Praedicare. 

El compartir entre nosotras: Claudine Uwajeneza,  Marie Louise Nikuze, (Ruandesas) destinadas en  Lezignan.,  María Santos Martínez (El Salvador) Estudiante, Edwige Kemoneanhon (Costa de Marfil) hermana de Votos Perpetuos destinada en Roma fue también una riqueza, y un unirnos  más como Congregación Dominicas de la Anunciata.

El encuentro tuvo su inició el martes, 15 de septiembre, con la vigilia presidida por el arzobispo José R. Carballo O.F.M. “DESPERTAD AL MUNDO” evangelio, profecía y esperanza, era  el tema principal para el encuentro, y cada uno de los días se compartían diferentes aspectos esenciales para la vida religiosa. El miércoles 16 se inició con el tema “A la escucha de la llamada” (Joào Braz Card. de Aviz, Prefecto) que a luz del Concilio Vaticano II, nos dijo que solo podemos despertar al mundo si volvemos a la biblia, si hacemos presente el ideal y objetivo que nuestro fundador nos dejó.

Monseñor Carballo también nos dejó un reto: descubrir la belleza de nuestra  vocación, podremos  testimoniar que la vocación se mantiene viva cuando se contagia: saliendo y anunciándola a otros jóvenes.

El P. Fabio Ciardi OMI nos dijo que para estar a la escucha de la llamada de Dios debemos estar como pluma en sus manos. Se nos pide reconocer a la Iglesia como lugar de escucha: estar en comunión con la Iglesia. Nos invitó a tener el coraje de confiar en Dios y dejarnos guiar por el Espíritu, como un lapicero, como un pincel en las manos del artista. ¿Cómo hacer? “Escuchar y vivir la Palabra de Dios.”

Después de las diferentes reflexiones  teníamos un espacio para realizar preguntas a los exponentes. Por la tarde toda esta reflexión se compartía en grupos, por lenguas.

Esperábamos todos el jueves, día 17: día que llegó el Santo Padre Francisco y como siempre su mensaje fue comprometedor. Él nos dijo que “nuestra vida consagrada es estéril cuando no es profética”; nos dijo también que uno de los pecados de la vida comunitaria es  la incapacidad del perdón, la murmuración que nos convierte en  “terroristas”, porque hablar del hermano o hermana a su espada es una bomba que la destruye, ya que no está presente para defenderse.

Nos invitó a evangelizar que, no es solo convencer con palabras, es dar testimonio de que Jesús está vivo…y este testimonio se da con la carne, con la propia vida. Y nos invitó, en  los momentos más oscuros de tentación, de difícultades en nuestra vida consagrada, a volver a las fuentes, hacer memoria y recordar la alegría y la paz interior que sentimos cuando el Señor nos miró. En sus últimas palabras nos dijo: guárdense del narcisismo… Sean hombres y mujeres de adoración. En sintesis, sus palabras sencillas, profundas y proféticas quedan guardadas en nuestro corazón y tenemos el deseo de llevarlas a nuestra vida. 

Cada día las reflexiones eran un compromiso escucharlas; la jornada del viernes    fue: Las esperanzas y las angustias del mundo. La primera reflexión la realizó Andrezej Wodka, CSSR.  Nos hizo una llamada a  asumir la misión como mística,  hacerse cercano a la luz de la Escritura. Si queremos ser espirituales debemos ser misioneros, ser mujeres y hombres de encuentro, ser místicos, tal como fue Jesús, solo así despertaremos al mundo…

María Inés Ribeiro MAD. Realizó la segunda reflexión: la misión de la vida consagrada en la iglesia hoy: un compromiso socio-ambiental. Inició diciendo que para ello es necesario tener la mirada atenta a la realidad, que es un dejarse guiar por el espíritu, centrarse en Jesús porque Él es nuestro centro. Frente a la realidad que viven nuestros pueblos debemos adaptar los carismas a las urgencias del momento actual junto al compromiso profético, vivir la comunión para generar comunión, vivir en sintonía con la creación, hacer crecer la vida. Terminó diciendo que nada ni nadie robe nuestra esperanza y nuestros sueños que tenemos como jóvenes religiosos.

El último día sábado por la mañana el encuentro finalizó con la Eucaristía en la Basílica de San Pedro, pero antes los ponentes Joào Braz Card. de Aviz, Prefecto y  José R. Carballo O.F.M. respondieron a las preguntas que aún faltaban por contestar, y en el mensaje final nos invitaron a llevar nuestra vocación en las manos como vasija de barro. A no tener miedo a la ternura, misericordia, y a ser luz, ser profetas y hacer silencio para escuchar el mundo. No tener miedo al diálogo con nuestras superioras, maestras, hermanas ancianas… dejarnos acompañar.

El compartir por la tardes con las diferentes Congregaciones ha sido una riqueza y un amar. Valorar más nuestro carisma como Dominicas de la Anunciata, ha sido también recordar el ideal de nuestro fundador san Francisco Coll y tratar de mantener vivo el fuego que nos dejó. Para ello es necesario contagiar a otras jóvenes para que también se motiven y digan Sí a la vida consagrada.

Queremos dar gracias a nuestra hermana Priora general, H. Natividad Martínez, y Consejo por permitirnos vivir este encuentro, que sin duda ha fortalecido y animado nuestra vocación.

Agradecer también al presidente de CONFRES de El Salvador P. Oswaldo Escobar OCD  por elegir a nuestra Congregación para participar en el congreso en representación  de las nuevas generaciones de El Salvador, por lo que  la  provincia San Martin decidió enviar a la hermana María Santos Martínez. 

Por fin, gracias y un abrazo grande a las hermanas de la comunidad de Roma. Por su acogida y fraternidad incondicional hemos vivido en plenitud este encuentro. ¡Dios les bendiga!

Muchos abrazos y unidas en la oración…

Hermanas Claudine,  Marie Louise, María Santos y Edwige.