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Espigando la Regla del Padre Coll – III

24 enero, 2021

Sin duda la vida de San Francisco Coll fue vida de oración, numerosos testigos lo afirman, y así quedó expresado en el libro Testimonios, donde se recogen las diversas formas como lo vieron orar: de rodillas ante el sagrario, en su habitación frente a la imagen de la Santísima Trinidad y la Virgen de los Dolores, de camino mientras iba de viaje, con el Rosario en las manos, estudiando, cantado, leyendo la Palabra de Dios, en la celebración de la Eucaristía, mirando a María… en fin, que cualquier momento era una buena oportunidad para recogerse y elevar su mirada a Dios para encontrarse con Él.

En la Regla o Forma de vivir de las Hermanas él dedica el capítulo II a tratar sobre la necesidad que tienen las Hermanas de hacer bien la oración, porque ésta es la fuente donde se nutre la vida religiosa y es, a través de la práctica asidua, donde se manifiesta el deseo de pertenecer y de ser fieles al Señor.

También el Papa Francisco hablando a los consagrados dice: «Dios nos llama a que lo encontremos a través de la fidelidad en las cosas concretas: oración diaria, la misa, la confesión, una caridad verdadera, la Palabra de Dios de cada día»[1]… «Este es el secreto: no apartarse del Señor, fuente de la esperanza. Si no miramos cada día al Señor, si no lo adoramos, nos volvemos ciegos»[2]… porque… «No se puede perseverar en una evangelización ferviente si no se está convencido, por experiencia propia, de que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo, no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas, no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra, no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo, descansar en Él, que no poder hacerlo. No es lo mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo sólo con la propia razón. Sabemos bien que la vida con Él se vuelve mucho más plena y que con Él es más fácil encontrarle un sentido a todo» (Evangelii Gaudium n° 266).

Es por esto que – hoy más que nunca – conviene tener presente con qué insistencia nuestro padre San Francisco Coll nos recuerda en la Regla la necesidad de estar con Jesús, de unirnos a Él en la oración:

CAPÍTULO II

«DE LA SANTA ORACIÓN»

  • La vida de las Hermanas debe ser vida de oración.
  • Para santificar nuestra alma necesitamos luces para conocer nuestros defectos y enmendarlos, y sin la oración no hay luz.
  • La oración mental es como un espejo que pone a nuestra vista todas las manchas que tenemos en el alma.
  • Quien no hace oración no se conoce a sí mismo.
  • Jamás dejen la oración por causa de las ocupaciones.
  • Sin la oración, no hay fuerza para resistir la tentación, ni para practicar las virtudes.
  • La oración es como el fuego respecto del hierro, cuando está frío es duro y dificultoso de labrar, pero puesto en el fuego se reblandece y toma finalmente la forma que desea darle el artífice.
  • Con el fuego de la oración el corazón se inflama, se enternece, y se vuelve dócil y blando por la acción de la gracia que se le comunica en la oración.
  • Por el influjo de la oración el corazón se dispone fácilmente a obedecer a Dios.
  • La oración es comparada con una clara y cristalina fuente colocada en medio de un jardín, el cual regado de continuo con las aguas de la fuente, ofrece siempre hermosas flores y frondosas plantas.
  • El alma dada a la oración crecerá siempre en santos deseos y en frutos de virtudes.
  • Les mando que tengan una hora de estudio con la misma obligación y rigor con que deben hacer la santa oración.
  • Si el Señor las prueba con aridez, oscuridad y tentaciones, no teman, ni dejen la oración.
  • Por eso les mando y les vuelvo a mandar amadas Hermanas, no dejen, a no ser por gravísima causa, la santa oración.
  • Oren, oren, ya sea que viajen, ya que estén en los establecimientos, y aun estando enfermas no dejen la santa oración.
  • Acuérdense de la oración del Señor en el huerto y del desamparo que tuvo en la cruz, unan su desamparo y aflicción al suyo y sean constantes en orar y no duden que esta forma de orar les será muy útil y provechosa.

Hna. Susana Ruani

[1] Homilía en la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, Roma, 2 de febrero de 2019.

[2] Homilía en la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, Roma, 2 de febrero de 2020.