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Espigando la Regla del Padre Coll VII

21 marzo, 2023

CAPÍTULO VI

“De la mortificación interior o abnegación del amor propio”

En la Carta Encíclica “Caritas in Veritate” del 29 de junio de 2009 nos recuerda el Papa Benedicto XVI: “La sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos”, y el Papa Francisco retoma este pensamiento en la Encíclica “Fratelli Tutti” n. 12 para recordarnos que “Estamos más solos que nunca en este mundo masificado que hace prevalecer los intereses individuales y debilita la dimensión humana de la existencia”.

El individualismo se ha convertido en un estilo de vida en el que nadie quiere sacrificar los deseos del propio “yo” en pos del proyecto común. Este tiempo de Cuaresma puede ser un buen motivo para cuestionarnos sobre este tipo de actitudes que hemos “normalizado”.

El Padre Coll, cuando decide redactar la “Regla o Forma de Vida de las Hermanas” para concretar el proyecto fundacional, sabía que es una característica del corazón humano dañado por el pecado el pretender nunca ceder la propia voluntad, es por eso que seguidamente del capítulo sobre la obediencia redacta este otro sobre “La mortificación interior o abnegación del amor propio”. Si no se establecían estas bases para construir el fundamento de La Anunciata, sería muy difícil trabajar por lograr el bien común y llevar adelante la obra.

El bien común sobrepasa el proyecto personal. Lo integra, sí, pero no lo hace exclusivo, sino servidor de un bien superior, el bien que se hace solidario, el que tiene en cuenta a todos, especialmente a los más débiles, el que ayuda a vivir en comunión.

Vivir con el talante de vida que nos propone en este capítulo, ser capaz de educar la propia voluntad por amor al bien común, nos hace caminar personal y comunitariamente hacia la “madurez de la vida en Cristo” (Cfr. Ef 4, 13).

En estos pensamientos Francisco Coll nos recuerda la ascesis necesaria para vivir este estilo. Aunque el lenguaje suena antiguo, pues es muy propio de tiempos pre-conciliares, el sentido profundo es pedagógico y actual: aprovechar las contrariedades de la vida para fortalecer la voluntad, pues sólo así podremos dirigir nuestra libertad hacia donde realmente queremos ir (la vida en Cristo, la búsqueda del bien común) y no a donde nos lleven los estímulos o caprichos del momento:

  • “Todos estamos llamados a procurar nuestra perfección, llamados a la santidad, a ser santos como nuestro Padre que está en el cielo”.
  • “¿Cómo seremos santos? Siguiendo a Jesús nuestro Maestro, y ¿cómo lo seguiremos? negándonos a nosotros mismos, porque Él nos dice: Si alguno quiere venir en pos de mí niéguese a sí mismo” (Mt. 16,24).
  • “La religiosa que no puede negarse a sí misma y ordenar su propia voluntad al bien común, no podrá adelantar en la perfección”.
  • “Hay religiosas que practican muchas devociones y penitencias, pero de qué sirve si no pueden ordenar su voluntad para buscar el bien de la comunidad”.
  • “Si alguna vez les niegan lo que tanto desean ¡ea!… ofrézcanlo por amor a Jesucristo que sufrió por amor a nosotros todos los desprecios”.
  • “El día que pasamos sin mortificación -sin ordenar nuestra propia voluntad- es un día perdido”.

Hna. Susana Ruani