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Seguramente no se recuerde que en el anterior encuentro de directivos, celebrado en Caleruega en el 2014, hubo una tormenta considerable el penúltimo día. En aquel momento, no nos importó porque se presentó mientras estuvimos en el interior del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Esta vez, «salvamos» un peor tiempo en el interior del colegio, mientras se desarrollaba la jornada. También fue la climatología benévola en esta ocasión puesto que la visita cultural se programó para el día anterior, un día caluroso y espléndido para el paseo y visita a la catedral. El tiempo se alía para conseguir los objetivos del encuentro.

Hoy, último día, suenan ecos de cierre de cremalleras en maletas, revisión de habitaciones – que no nos dejemos nada – y expresiones agridulces en las caras de los participantes. Hemos aprendido, disfrutado y agradecido este encuentro. Hemos estado bien, hablado con personas que vemos de tarde en tarde porque son de una fundación educativa que no es en la que trabajamos diariamente aunque seamos conscientes de que participamos de un proyecto común y eso nos una.  También compartimos con personas que no conocíamos de encuentros anteriores. Sentimos pena porque la experiencia se acaba, pero también agradecemos que pronto volveremos a ver a nuestras familias y a nuestras comunidades.

Cerramos la crónica de hoy mencionando la Eucaristía, momento especial donde nos unimos y compartimos el Pan de la vida, donde danzamos, nos enviamos con un gesto y un texto, donde nos volvimos a comprometer a extender la luz que hemos recibido y para ello nos “atamos” nuevamente, como ya lo hiciéramos en Caleruega, con una pulsera que puesta en nuestro brazo nos recordará constantemente nuestro compromiso. Eucaristía, rica, emocionante y cargada de símbolos que el celebrante calificó poniéndole la nota de un 100.

Después de la Eucaristía y tras un breve descanso, llegó el momento de la evaluación al que siguieron las palabras de agradecimiento y despedida de la Delegada general de Educación, a:

El Equipo Interfundaciones que con tanto cariño y esmero había preparado el encuentro.

Ponentes, Dª. Nuria Espasa, Dª. Begoña Vaquero, D. Siro López, D. Manuel Ángel Maestro.

Colegio La Anunciata de León por acogernos.

Musiqueiros o equipo que animó los cantos en las celebraciones.

A los creativos  que nos animaron en los momentos previos de desayunos, comidas y cenas.

A quienes ambientaron todos los lugares comunes con el lema y con juegos para el «entretiempo», especialmente al coordinador de la ambientación.

Al grupo que nos cantó y nos encantó con canciones de su Queda abierto – disco solidario- y muy especialmente al antiguo alumno que ya con doce años se atrevió a cantar la adaptación de Miguel Ríos a los hijos del P. Coll… bienvenidos, por su gratuidad y por ser «chico Anunciata».

Y a todos y cada uno de los que hicieron posible el encuentro,  no solo por hacerlo bien al servicio de la identidad, sino por hacerlo feliz.

Para terminar diciendo: “en el camino de la vida, hay un lugar y un tiempo para cada cosa y, por el propio desarrollo de la misma, hay ciclos que se cierran, caminos que concluyen y otros que se inician. Mi ciclo, como Delegada general de educación, está llegando a su término, este es mi último encuentro desde mi misión como Delegada.

 Testigo fiel es la HISTORIA que guarda como un gran cántaro de agua viva, fechas, acontecimientos, encuentros, personajes. Esa es mi historia, y entre esos encuentros, acontecimientos y personajes, estáis vosotros. Gracias por todo lo que de vosotros he aprendido y recibido. Nos encontraremos en el camino de la vida, estoy segura, pero desde otra perspectiva”.

Y no nos podíamos marchar sin visionar el vídeo que con tanto cariño, “chispa” y acierto, habían preparado, hasta altas horas de la madrugada, nuestros reporteros del encuentro y con el que tanto disfrutamos todos. Finalmente la foto del grupo en el patio del colegio.

En resumen: la satisfacción, el agradecimiento y la alegría era la manifestación que brotaba de la boca de todos los que participamos en el encuentro.

Con los años,  la siembra no se acaba. ¡Que así sea, por siempre! Paco Barrientos.