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ENCUENTRO DE HERMANAS EN LIMA

11 abril, 2016

Los días 1 al 3 de abril se reunieron en Los Cipreses (Lima) las hermanas de las últimas generaciones que viven en Perú y también llegó H. Mercedes de Chile, convocadas por H. Ma. Inés Fuente, antes de regresar a España.

Al iniciar el encuentro se les invitó a recordar momentos significativos compartidos en los tiempos de su formación; afloraron vivencias, valores, personas que fueron importantes en los inicios de su vocación. Más tarde, el grupo se centró en el presente año 2016, expresando cada una qué hace hoy “arder su corazón”. El lema del encuentro era: “Fija en El la mirada, ardiente el corazón”. Se coincidió en que la misión es en este momento lugar importante donde se entrega la vida en lo cotidiano, fuente de alegría.

El tema que se profundizó en el encuentro fue la dimensión contemplativa de nuestra vida, a partir de una selección de textos de la última carta a los consagrados: “Contemplad” y de otros referidos más directamente a la contemplación dominicana. Estos textos dieron lugar a momentos de reflexión personal, en pequeños grupos, de a dos y en grupo grande, a lo a lo largo de los dos días. Todos ellos incidían en la responsabilidad de cultivar el encuentro con Dios, la vida de oración, superando un activismo sin alma; responder al gran desafío de vivir en una constante búsqueda de Dios, conscientes de que Él nos busca primero. Ser místicas de ojos abiertos que encienden en el mundo la búsqueda del Dios escondido y lo reconocen en el rostro del prójimo.

Durante estos días se reflexionó también sobre las prioridades de los Capítulos general y provincial, que nos invitan a ese “nuevo nacimiento” que Jesús propone a Nicodemo. Fue el momento de compartir inquietudes y proyectos para hacer efectivas dichas prioridades; no dejó de aparecer el deseo de trabajar juntas en la pastoral vocacional, el tema de la restructuración de obras y las actitudes que esta comportará, la necesidad de construir auténticas comunidades.

El grupo tuvo la posibilidad de celebrar la Eucaristía en la casa, gracias al P. Samuel, OP del santuario Santa Rosa que se hizo fraternalmente presente. Hubo también la noche del sábado un espacio bonito para la recreación.

Terminaba el encuentro con una oración junto a Jesús Pan de Vida, dejando cada hermana una perla, como signo del don valioso de su vocación como Dominica de la Anunciata. Nos íbamos agradecidas a la comunidad que nos acogió, especialmente a H. Ma. Luisa Hernández, que se ocupó de que nada faltara al grupo.

Un fin de semana -en pleno año jubilar- vivido con mucha alegría por el encuentro fraterno y bien aprovechado por la reflexión de lo que es esencial en nuestra vida.