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DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO

15 octubre, 2019

Jornada mundial de la evangelización de los pueblos: DOMUND 2019

Lucas 18, 1- 8

Hoy vemos a Jesús, como quiere que sus seguidores sean discípulos misioneros, por eso nos muestra este relato de Lucas orientando a sus discípulos en la necesidad de orar, para eso relata una parábola que está enmarcada, al principio por la necesidad de orar siempre y sin desanimarse, y al final concluye “cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra? «

Jesús presenta dos personajes de la vida real: un juez sin consideración para Dios y sin consideración para las personas, y una viuda que lucha por sus derechos ante el juez. El simple hecho que Jesús presenta estos dos personajes revela la conciencia crítica que tenía de la sociedad de su tiempo. La parábola presenta a la gente pobre luchando en el tribunal por sus derechos. El juez decide atender a la viuda y hacerle justicia. El motivo es éste: quedaré libre de la obstinación de la viuda y ésta deje de importunarle. Motivo bien interesado. ¡Pero la viuda obtuvo lo que quería! Es éste el hecho de la vida diaria del que Jesús se sirve para enseñar cómo rezar.

«Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?«. Es decir, ¿vamos a tener el valor de esperar, de tener paciencia, aunque Dios se demora en atendernos?

Los primeros cristianos tenían una imagen de Jesús orante, en contacto con el Padre. De hecho, la respiración de la vida de Jesús era hacer la voluntad del Padre.

Jesús rezaba mucho e insistía para que la gente y sus discípulos rezaran también. Pues es en la confrontación con Dios donde aparece la verdad y la persona se encuentra consigo misma en toda su realidad y humildad.

Para Jesús, la oración estaba íntimamente unida a la vida, a los hechos concretos, a las decisiones que debía tomar. Para poder ser fiel al proyecto del Padre, trataba de quedarse a solas con él. De escucharlo. En los momentos difíciles y decisivos de su vida, Jesús rezaba los Salmos. Al igual que todo judío piadoso, los conocía de memoria.

Rosa María

Él mantenía una relación continua con su Padre Dios y a esto insta Jesús a sus discípulos y, por supuesto, también a nosotros: a orar siempre sin descanso. “El espíritu está pronto, pero la carne es débil”. Él sabe que llegarán momentos en que nos cansemos de orar, por eso nos ilustra esta enseñanza con una parábola.

Hay una lucha que llevar adelante cada día; pero Dios es nuestro aliado, la fe en Él es nuestra fuerza y la oración es la expresión de esta fe.

Nos cansamos, nos desanimamos, pensamos que lo que hacemos es inútil porque parece que Dios no nos está escuchando. Sin embargo lo hace. Y presta mucha atención, y nos toma en serio porque somos sus hijos. Pero quiere que le insistamos, que vayamos todos los días a llamar a su puerta. Sólo si no nos rendimos nos atenderá y nos concederá lo que le estamos pidiendo desde el fondo de nuestro corazón.

Hoy que celebramos el Domund en este mes misionero extraordinario, y que nos recuerda que desde nuestro bautismos somos enviados, pues que la liturgia de este domingo nos entusiasme y ponga en acción nuestra realidad de discípul@s misioner@s.

H. Rosa María de Castro OP · Almonte (Huelva)