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DOMINGO DE RAMOS

24 marzo, 2018

BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR

El domingo de pasión -más conocido como domingo de Ramos inaugura la Semana Santa. De acuerdo con la rúbrica, «en este día la Iglesia celebra la entrada de Cristo en Jerusalén para realizar su misterio pascual». Los cuatro evangelistas relatan este acontecimiento y subrayan su importancia. Jesús es presentado como el Rey-Mesías, que entra y toma posesión de su ciudad. Pero no entra como un rey guerrero que avanza con su gran ejército, sino como un Mesías humilde y manso, cumpliendo así la profecía de Zacarías (9,9): «He aquí que tu rey viene a ti; él es justo y victorioso, humilde y. montado en un asno».

 

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

 

1.- La primera lectura sacada del Libro de Isaías, nos muestra al Señor, siempre cerca del que sufre. Para él tiene una palabra de aliento, una mano tendida, una ayuda crucial. Es un relato crucial del Antiguo Testamento para mejor entender la Pasión de Cristo. Es el tercer cántico del Siervo del Señor.

S.- Al Salmo 21 se le considera, como en el caso de la profecía del Siervo de Yahvé, una anticipación profética de lo que iba a ser el sufrimiento de Jesús de Nazaret para salvarnos a todos. Jesús, en la cruz, reza estos versos al Padre en un momento tan significado e importante para la redención del género humano.

2.Un fragmento de la Carta a los Filipenses, conforma la segunda lectura. San Pablo nos reclama para realizar estas acciones desde la más profunda humildad. Y como ejemplo: Cristo. Él lo hizo todo sin hacer alarde de su categoría de Dios.

3.- Como evangelio La Pasión. Cualquier palabra sobraría para llegar a comprender que fue el mayor acto de amor que pueda conocer la historia. Tras la alegría de la entrada en Jerusalén que hemos celebrado con la Procesión de los Ramos, la liturgia de este día lee completa la Pasión de Nuestro Señor que en el presente ciclo –el B– corresponde a San Marcos. El relato de Marcos es completo y escueto, rico en matices. Es ya difícil saber por qué Jesús tiene que morir. Y, sobre todo, admitir que ha de morir y en la Cruz.

(de betania.es)