DÍAS DE ESPIRITUALIDAD
Del día 15 al 19, días de espiritualidad. Cuatro días orientados por el Padre Javier Carballo OP quien nos ha llevado a la puerta del Capítulo a través de las virtudes cardinales y teologales. Partiendo de un enunciado: “El gobierno dominicano por el camino de las virtudes” hemos ido adentrándonos en cada una de ellas: prudencia, justicia, fortaleza, templanza, fe, esperanza y caridad y descubriendo tantas características, elementos que contienen que son fundamentales para nuestra vida personal, comunitaria y dominicana.
Las virtudes exigen la constante superación de uno mismo. Es necesario educar y educarnos para una vida virtuosa.
Podemos decir: la prudencia invita al realismo. Es la luz para actuar, dispone a la razón práctica a discernir nuestro verdadero bien. Es la virtud de la objetividad, del realismo. Los pecados contra la prudencia son la precipitación y la inconstancia. Paciencia, saber hablar y saber callar, son virtudes de la prudencia.
La justicia es una virtud para sopesar. La justicia reclama actos externos, comienza por el respeto al otro. La comunidad no es convivir, es darse vida unos a otros, por amor y en justicia. La justicia es el trampolín para ir más allá: a la gratuidad, perdón, generosidad.
La fortaleza es importante para sostener, para perseverar. Tiene unos presupuestos: la existencia del mal; el bien es arduo, difícil; somos vulnerables y hay muchas heridas.
La templanza significa la moderación. Necesitamos una cierta armonía, dominio de la voluntad, honestidad. Lo propio de la templanza es la conversión. Convertirse a la propia vocación que es: ser para los otros. La templanza necesita de la humildad y de la magnanimidad.
La fe viene del interior, del corazón; la esperanza mira al cielo, se apoya en Dios; la caridad, es el amor a Dios y al prójimo.
El quinto día de espiritualidad, día de silencio, interiorización, reflexión.
Han sido días muy buenos de reflexión serena, vividos en ambiente de oración. La liturgia es sobria, pero muy solemne, todo ayuda: la Iglesia de la Casa Madre, la presencia latente de San Francisco Coll, los cantos de las HH. Capitulares, el órgano, la voz y la mano directora de la H. Mª Ángeles Figuls. Oración y liturgia en la que estáis presentes todas las Hermanas de la Congregación.
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