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CONVIVENCIA DE PJV

18 abril, 2018

ÉL VIVE  ¡HA RESUCITADO!

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Teníamos  que celebrar la Pascua. Debíamos reunirnos para gritar que ÉL VIVE… saborear el encuentro con Jesús Resucitado y descubrir que Él llena nuestra vida de sentido y horizonte.

 Por eso… una vez más en Campo de Criptana nos encontramos tres Hermanas y una profesora laica (que sabe bien de Evangelio), con estas muchachas inquietas y buscadoras con las que aproximadamente una vez al mes nos reunimos.

Iniciamos nuestra jornada con dinámicas creativas que comenzaron a pintar de color nuestro día de encuentro. Un buen momento para comunicar ilusiones, sueños, risas…

Ya en “forma” comenzó  nuestra reflexión.

 El tema no podía ser otro: “la vida ya está llamada a ser pascua”, a vivirse en esa tensión insalvable entre la entrega y la acogida, el dolor y la dicha, la vida entregada y la VIDA recibida.

Una pregunta, aparentemente sencilla, motivó toda nuestra reflexión: “¿Dónde intuyo yo que Dios está vivo”?

Juntas fuimos descubriendo otra forma de presencia de Jesús.

Tal vez… en el testimonio de personas  cercanas que ponen en sus palabras energía, fuerza y convicción. Porque viven de tal manera que parece que eso que cuentan es verdad. Porque su testimonio llena nuestra vida de esperanza y devuelven el brillo a nuestros ojos. Y sus relatos prometen encuentro, abrazo y amor. Y no hablan de teoría, sino de Vida.

Tal vez…  descubrimos el rostro del Resucitado en tantos rostros tristes y vidas heridas que nosotras las seguidoras de Jesús deberemos alegrar y sanar.

Tal vez… nos sentimos dichosas, al intuir que Jesús, aún vivo, sigue latiendo en nuestros sueños, en nuestros ideales y esfuerzos. Y… Él, el Resucitado, sigue enviándonos a anunciar la Buena Noticia del Evangelio.

Tal vez… lo reconocemos en las vidas compartidas, en las palabras que se abren paso hasta llegar al corazón, y hablan de amor, de justicia, de esperanza.

Y… también, en las personas que viven bendiciendo desde una entrega gratuita con una fe inquebrantable.

Cerramos esta bonita  jornada con una oración en la capilla de las Hermanas que nos invitaba a recoger la experiencia compartida y a dar gracias inmensas a Dios por todo lo vivido.

 Una chapa con la palabra “VIVE” iba a ser el recuerdo que nos llevaríamos de este bonito día.

Alguien a lo largo de nuestra reflexión dijo una frase que transcribo: El mejor testimonio de que Jesús resucitado VIVE lo tenemos en la planta tercera de nuestro colegio: La comunidad de Hermanas. Extraordinaria síntesis para responder a la pregunta con la que iniciábamos esta convivencia.

Nuestro reconocimiento a la comunidad porque es para nuestras jóvenes presencia del Resucitado; por acogernos, recibirnos y acompañarnos… ¡GRACIAS!

 

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