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COMPARTIENDO NUESTRA EXPERIENCIA

15 agosto, 2015

Queridas hermanas:

Las Hermanas que participamos en el Seminario de carisma las saludamos a todas. Ahora ya las conocemos más a cada una, pues hemos tenido unos días hermosos en que cada delegación ha presentado a las demás su Provincia o Vicariato, la misión de la Anunciata allí y la cultura del lugar. Ha sido algo sumamente enriquecedor, tanto al escuchar a las demás, como al preparar la presentación de la propia Provincia, porque nos ha obligado a investigar, reflexionar, hacer síntesis y sacar conclusiones. Además, contamos con la valiosa colaboración de las Hermanas Montserrat Font, Ma. Jesús Carro (significativo reencuentro con la que fue la Priora General que nos vio nacer a la Congregación a todas) y Hna. Gloria Cañada, que nos presentaron con mucho detalle las provincias de San Raymundo, Santa Catalina y Santo Domingo respectivamente.

Conocer la misión de la Anunciata en los cuatro continentes y maravillarnos de la riqueza cultural, la creatividad misionera y la entrega profunda de nuestras Hermanas fue una sola cosa. Constatar que la Anunciata ha optado valientemente por los más necesitados y continúa sembrando la Palabra por poblaciones grandes y pequeñas nos provoca una gran alegría. Saber que en algunos continentes la vida joven renueva la savia de este añoso árbol nos llena de esperanza y de deseos y compromisos por seguir trabajando en la Pastoral Vocacional, sintiendo muy dentro el eco de esas palabras…”Sí, sí, es obra de Dios”. Admirar la entrega de nuestras Hermanas mayores, y sentir el espíritu de familia, el deseo de ayudarnos unas a otras, de colaborar donde la Congregación nos necesite hoy, aviva nuestro ánimo misionero.

En la liturgia de esos días –preparadas por cada delegación- cantamos en tantos idiomas como no lo hubiéramos creído nunca…¡y hasta bailamos con ritmos africanos! Reflexionamos y ofrecimos a Dios la realidad social que viven nuestros pueblos. Comprendimos como la Congregación va tomando un color único y especial en cada lugar y cada cultura donde se va encarnando, y la pudimos  contemplar como un gran tapiz que enriquece su trama con bellas tonalidades y diseños, mientras que la urdimbre (lo esencial del carisma) permanece uniéndonos a todas en lo profundo.

No podía faltar el momento más festivo: el de las danzas, los trajes típicos y hasta las comidas, todo preparado con esmero para comunicar a las demás los tesoros de nuestros pueblos. Ensayos y arreglos de último momento, corridas para organizar un alegre recreo en que compartir con la comunidad del Colegio de Vic esas danzas y canciones… A lo que nuestras queridas Hermanas respondieron con mucho ánimo bailándonos una sardana como buenas hijas de la tierra de Francisco Coll.

Así culminamos una semana de trabajo que comenzó con varios días de estudio de la historia de la Congregación y contacto con las Crónicas, y se cerró en esta “fiesta de las culturas” que acabamos de reseñar.