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Lectura del evangelio según san Lucas

El Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre los valores, sobre compartir, sobre cómo ser verdaderos testimonios en nuestro día a día (tal y como San Francisco lo fue en su momento, y por bandera la caridad). Uno de mis primeros descubrimientos fue la etimología del adjetivo griego “MAKARIOS” que significa feliz. Son, por tanto, las Bienaventuranzas una llamada a ser felices y a hacer felices a quienes están a nuestro alrededor. Las bienaventuranzas invitan a poner en  valor y consideración el sentido de Comunidad y hermandad.

¿Alguna vez te has tomado tu tiempo para sentirte bienaventurado o bienaventurada? Todos estamos llamados a serlo, desde nuestra libertad y generosidad. Y cada vez que lo somos, en nuestro día a día, escribimos las nuevas Bienaventuranzas con los amigos, en comunidad, en nuestras casas, en nuestros trabajos. Y cada bienaventuranza vivida y escrita nos acerca al Reino de Dios, presente a nuestro lado, en esa mirada, en ese gesto, en el desconocido o en el desfavorecido. Esta llamada a la felicidad es una invitación a  vivir y sentir con otra mirada, a tender la mano amiga, a dar nuestro tiempo sin condiciones, a permanecer fiel a nuestro compromiso cristiano haciendo del día a día una bienaventuranza, una acción de alabanza por lo recibido, por lo compartido.

Convirtamos nuestro día a día en una oración donde compromiso y generosidad den fruto, donde felicidad y caridad sean nuestra bandera, donde el Reino de Dios se haga presente y nos ayude a dar significado a cada momento, escribiendo las nuevas Bienaventuranzas, haciendo vivo el Evangelio, siendo Buena noticia, siendo testimonio de felicidad allí donde estemos.

Rafa Chirivella – Profesor de Fedac Amílcar (Barcelona)