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COMENTARIO AL EVANGELIO SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

31 diciembre, 2022

San Lucas 2, 16-21

El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor;
el Señor se fije en ti
y te conceda la paz.

Qué hermosa bendición da Dios a su pueblo, qué hermoso sería bendecir con estas mismas palabras a nuestros hijos, cónyuge, familia antes de salir de casa, de ir de viaje, de hospitalizarse, o ir al trabajo o una misión; ayer como hoy, Dios nos sigue bendiciendo a través de su Iglesia.  Y qué bendición hermosa hemos recibido al tener a María como madre de Dios y madre nuestra; Hoy, la Iglesia contempla la maternidad de la Madre de Dios, modelo de su propia maternidad para todos nosotros, que por medio de su Hijo Jesucristo, nos hacemos hijos en el hijo y coherederos al recibir al Espíritu que nos hace aclamar ¡¡Abba, Padre!!.

Lucas habla de un “encuentro” de los pastores con Jesús niño. En efecto, sin la experiencia de un “encuentro” personal con el Señor, no se da la fe. Solo este “encuentro”, que ha comportado un “ver con los propios ojos”, y en cierta manera un “tocar”, hace capaces a los pastores de llegar a ser testigos de la Buena Nueva, verdaderos evangelizadores que pueden dar “a conocer” lo que les habían dicho acerca de aquel Niño.

Y esta es la bendición hecha vida, la de anunciar con la propia vida, la fe en un Dios que se hizo pequeño, se hizo niño, para mostrar la grandeza del amor de Dios, que eligió a una mujer sencilla para ser morada en su vientre, una mujer que fue bendecida desde antes de nacer con un proyecto de Dios sobre ella y sobre la humanidad, proyecto al cual por su fidelidad, fe y esperanza en la promesa de El Salvador, se pudo llevar a cabo; y nosotros, ¿nos dejamos bendecir por aquel que nos soñó antes de nacer?, ¿somos capaces de responder con fe, fidelidad y esperanza como María, al proyecto de Dios sobre cada uno de nosotros como individuos y como sociedad?, esto solo se puede dar si logramos el “encuentro del cual nos habla San Lucas hoy”, un encuentro personal con Dios, el Dios de la encarnación, el que se hizo hombre para quedarse entre los hombres para darnos la oportunidad de amarle, servirle y anunciarle. Que María, la mujer de la espera confiada, nos ayude a mantener la fe y compartirla desde lo pequeño de cada día.

 Hna. Marisol Barrios.- Chile

Provincia «Santa Rosa de Lima»