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COMENTARIO AL EVANGELIO PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO CICLO A

22 noviembre, 2022

Is 2, 1-5; Rom 13, 11-14; Mt 24, 37-44

El día 27 de noviembre es el primer domingo de Adviento y empezamos el año litúrgico, un nuevo año cristiano. ¿Cómo será este año para nosotras y nosotros? No lo sabemos. En la vida, siempre vamos de sorpresa en sorpresa. Muchas de las cosas que hemos vivido, jamás las habíamos imaginado. Ignoramos qué nos aportará este año. Una cosa sí la sabemos con certeza: que pase lo que pase, podemos contar siempre con la ayuda y el amor del Señor.

Es por eso por lo que Jesús, en el Evangelio de este domingo nos dice: «…estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor».

Velar, significa estar atentos. Hemos de prestar atención para poder acoger al Señor que viene a salvarnos, porque Él se nos hace presente siempre: ahora, cada día, en cada momento.

El Señor se nos acerca para llenarnos de sus dones: la paz interior, la alegría íntima, la esperanza, la capacidad de amar generosamente, la fortaleza para superar situaciones difíciles…

Sería una pena que, por no estar atentos y vigilantes, dejáramos de acoger al Señor y nos quedáramos con el corazón vacío y triste.

Éste es el sentido del Adviento: estar atentos para saber descubrir a Dios presente en nuestra vida y renovar nuestro esfuerzo para vivir de acuerdo con esta esperanza. El Adviento ha de ser un tiempo de renovación de nuestra esperanza, de volver a empezar. Los que creemos en Jesús y en su Evangelio hemos de ser portadores de esperanza. Es una de las mayores necesidades de nuestro mundo.

Es cierto que, mirando las cosas con ojos humanos, parece que hay pocos motivos de esperanza: guerras, violencias, corrupción, injusticias, miseria, inseguridad, dramas… No podemos cerrar los ojos a la realidad. Tener fe no es estar ciego, pero tener fe significa ver las cosas a la luz de Dios, más allá de las apariencias humanas.

El tiempo de Adviento ha de ser un tiempo de esperanza: esperamos la manifestación del Señor. Y ha de ser una esperanza activa, así nos lo dice S. Pablo: «…ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora, la salvación está más cerca…». Comencemos pues, el nuevo año litúrgico con ilusión y pidamos al Señor que se hagan realidad en el mundo las palabras del profeta Isaías: «De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra». 

H. María Asunción Mitjans Gaspa

Dominica de la Anunciata