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COMENTARIO AL EVANGELIO – NATIVIDAD DEL SEÑOR

20 diciembre, 2022

LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS,

LA PALABRA DE ESPERANZA DE DIOS PARA EL MUNDO

El nacimiento de Jesús entre nosotros es la esperanza frente a una cultura de muerte por la pandemia, la guerra, la incertidumbre, la legalización del aborto en muchos países, el consumismo desenfrenado que ha llevado al deterioro de nuestra “Casa Común” y a la escasez de los recursos naturales, especialmente el agua, ¡la vida está en peligro!. Donde todo parece reinar la desesperanza, el dolor y la confusión, surge la Palabra del Padre que viene a nuestro encuentro en la fragilidad de un niño en un pesebre, devolviéndonos la esperanza de que un mañana diferente es posible.

Parafraseando a Gregorio de Nisa se puede afirmar el mundo es bueno y el hombre fue creado bueno para que participara de las promesas de Dios, no es indigno de Dios el nacimiento y la muerte. Cristo al tocar la muerte la hace desaparecer, Dios nos ha liberado por bondad y con sabiduría, poder y justicia.

Jesús en su tiempo no fue reconocido por todos, solamente por los más sencillos, los ángeles (mensajeros), los pastores (esperaban), por los que estaban vigilantes (los magos de oriente) y que se alegran al ver cumplidas las promesas de Dios al pueblo de Israel. Jesús después de su resurrección nos hizo una promesa eterna “estaré con ustedes hasta el fin del mundo” Mt. 28,20, he aquí nuestra esperanza, el Señor está con nosotros, ¿qué podemos temer? La certeza de su presencia entre nosotros es necesario resignificarla en este tiempo propicio de la Navidad. Comprometámonos con el Dios de la vida que ama con locura a cada una de sus creaturas.

Al hablar del nacimiento de Jesús no podemos separarlo de la resurrección, toda la vida de Jesús es una permanente encarnación hasta quedarse en la eucaristía en su cuerpo y sangre como mayor expresión de entrega amorosa y de solidaridad con los hombres (sus hermanos) amándolos hasta el extremo “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” Lc. 23, 34 mostrándonos así que la unión de Dios con la naturaleza humana es íntegra. Pero no estuvo sujeta a la corrupción de la carne, sino que fue gloriosamente resucitada. Nosotros también compartimos la naturaleza humana con Jesús y sabemos que resucitaremos con él en el último día.

En el nacimiento de Jesús se cumple la profecía “La verdad ha brotado de la tierra y la justicia ha mirado desde el cielo”. La Verdad que mora en el Padre ha brotado de la tierra para ser llevados por las manos de una mujer, amamantado con leche humana, tanta humildad para que nosotros creamos. Él se hizo para nosotros justicia, santificación y redención, para que si nos gloriamos de algo sea solo en el Señor (De los sermones de San Agustín). Todo lo que somos y tenemos se nos ha sido dado, ¿Por qué nos olvidamos de quien nos ha dado todo?

Nada de lo que podamos decir sobre la Encarnación lo agota porque supera la razón humana, la bondad de Dios permanece oculta, solo se ve por la fe, esta navidad que se aproxima renovemos nuestra vida y volvamos la mirada al Padre con un corazón vigilante y jubiloso confiados en que Dios es nuestra única ESPERANZA.

H. Fanny Calderón

Provincia “Sta. Rosa de Lima”